Atrapa ese maniquí (Maniquí 2) (1991)

Película cutre y perdida por allí por los noventa hecha sin ningún tipo de pretensión más que el de entretener y divertir, cosa que dobla doblemente. No hay que esperar gran cosa de ella salvo gracias de Kristy Swanson y Terry Kiser, con una dirección descoordinada y unos efectos invisibles casi. Más de lo mismo un chico enamorado de una princesa-maniquí rubia a lo Barbie que tiene una maldición.
Swanson está bellísima en esta cinta y el resto de actuaciones notables para la comedia, mucho freak quizás alrededor de la pareja, pero estas pelis donde las chicas son genios ("Princeless beauty"), ángeles ("Cita con un ángel muy especial"),o bien maniquíes son tan raras y excepcionales como divertidas. Ideal para un día en que no se tenga nada que hacer.

Comedia desenfadada, cutrilla, y sin ningún tipo de pretensión con un humor algo absurdo y con momentos infantiles que sigue la estela de una época de películas de los 80s y principios de los 90s, que busca entretener y divertir sin más.

En este caso, una bella Kristy Swanson es una joven campesina enamorada de un príncipe sobre la que cae una maldición, y a la que transforman en maniquí durante 1.000 años o hasta encontrar a su amor verdadero en su defecto (cierto ideal que comparte con La princesa prometida). Al conocer a un chico del presente (William Ragsdale) despierta y comienza a descubrir un mundo nuevo (cierto parecido con Un, dos, tres...Splash) rodeada de personajes de lo más estrafalarios, extravagantes y freaks, como Terry Kiser (Bernie, el muerto de Este muerto está muy vivo) o Hollywood (Meshach Taylor), en una de esas comedias cutrillas pero agradables si no se buscan tres pies al gato, y si se disfruta de esas películas con argumentos disparatados que llegan a tener su propio género, como el de cambio de cuerpos o el de las máquinas de feria que conceden deseos que se hacen realidad.