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El dragón del lago de fuego (1981)

El dragón del lago de fuego
110 min.
5,9
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
En los tiempo oscuros, la magia era un arma. El amor un misterio, la aventura estaba en todas partes... y los dragones eran reales. En las postrimerías de la Edad Media, un rey ha hecho un pacto con un dragón, por el cual el soberano le sacrifica vírgenes, a cambio de que la bestia no moleste el reino. Un aprendiz de mago, para salvar a una dama, se enfrentará al temible dragón. (FILMAFFINITY)
Género
Fantástico Aventuras Acción Espada y brujería Fantasía medieval Dragones
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Dragonslayer
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1981: 2 nominaciones al Oscar: Mejor BSO, efectos visuales
8
Digna precursora de "El Señor de los Anillos"
Recuerdo nítidamente el estreno de “El dragón del lago de fuego” en uno de los cines de mi ciudad allá por el año 1981. Hacía poco tiempo que había visto “En busca del arca perdida” y la sombra del bueno de Indy todavía recorría como un huracán la mente de la mayoría de los adolescentes de aquella época. Un auténtico éxito de la mano de Lucas y Spielberg (por aquel tiempo reyes indiscutibles de la taquilla).

Sin embargo, repentina y tímidamente, un enorme dragón se asomó a la pantalla y, lanzando unas bocanadas de fuego soberbiamente reales y majestuosas, intentó reclamar la atención sobre si. Aunque posteriormente fuera azotado por el látigo del Dr Jones o destrozado por la espada de Conan el Bárbaro.

No tuvo éxito alguno. Y el pobre dragón, completamente incomprendido, tuvo que volver a su cueva a hibernar de nuevo hasta que se olvidaran de él.

Matthew Robbins quiso contarnos un cuento de hadas, de los que cuando éramos niños nos contaban en la cama nuestros progenitores (a algunos afortunados como yo supongo). Cuentos de dragones, magos, princesas y bravos guerreros. De esa fantasía maniquea pero cuya simpleza encumbra los valores que nos intentan inculcar a todos en nuestra infancia. Logró realizar una cinta encantadora (palabra muy ajustada para definir este trabajo) con un Ralph Richarson breve pero memorable. Con unas interpretaciones correctas y una puesta en escena sobria, realista y seria.

¿Y qué decir del excelente trabajo del compositor Alex North? Su último trabajo por cierto. Una extraña banda sonora que nos involucra, aún más si cabe, en el imaginario mundo medieval creado por Robbins.

He leído, en críticas anteriores, auténticos desatinos contra los efectos visuales de la película. Han de saber, estimados colegas críticos, que supervisados por Dennis Muren (uno de los gurús de la Industrial Light and Magic), obtuvieron una merecidísima nominación al Oscar. El dragón fue creado mediante la técnica (desarrollada expresamente para esta película y posteriormente empleada en títulos como “El Retorno del Jedi”) de go-motion. Sinceramente es uno de las criaturas más reales que se habían visto en la pantalla hasta entonces. Lógicamente hoy en día pueden parecer obsoletos (comparados con las impresionantes técnicas desarrolladas por ordenador), pero en su momento fueron vanguardistas y precursores de otras técnicas similares que se desarrollaron a posteriori. Sería como tratar de no reconocer el trabajo de técnicos como Ray Harryhausen o Albert Whitlock porque sus técnicas ya han sido superadas.

Un notable alto para una película que, en mi opinión, mereció más de lo que obtuvo y sin cuya impronta, quizás, jamás hubiéramos disfrutado de la trilogía del señor Jackson.

Kharvatos.
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57 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Volver a ser niño otra vez
Volver a ser niño otra vez. Eso sentí al visionar de nuevo este film. La película es esa historia de princesas y dragones con guerrero incluido. Un guerrero, no muy guerrero, pero en cierto modo, más real. Princesas que no son princesas, hombres que son mujeres y mujeres que son hombres. Esa historia que todos hemos escuchado alguna vez de pequeños y que hemos protagonizado. Niños disfrazados mientras jugábamos con espadas y escudos de plástico matando monstruos imaginarios.
Y la magia, magia que se pierde con la edad y que recuperamos al ver esta deliciosa película. Todo un placer para los amantes del cine fantástico de los ochenta, en mi opinión, la década más fructífera dentro de este género, donde los efectos especiales eran más auténticos que hoy en día, pues la animación digital y el 3D han destruido esa magia de la que hablaba al principio. Porque no se trata del “qué”, sino del “cómo”. Muchas veces, pienso que la era digital ha castrado nuestra capacidad de imaginar, de ver las cosas con nuestros propios ojos. Como cuando leemos un libro, somos más libres, creamos nuestra propia visión.
Además, el guión no es tan simple como parece, podemos vislumbrar por una parte, cierta crítica hacia la religión cristiana, impuesta como el opio del pueblo, la única salvación frente a la maldad absoluta. Y por otro lado, crítica hacia la monarquía, donde se representa a un rey enajenado, guiado por el egoísmo y la exhibición.
En conclusión, una película que recomiendo ver, porque evoca esa inocencia de imaginar lo que queramos, y por qué no, un final feliz dentro de un mundo que no lo es tanto.
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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