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Confesiones de un comisario (1971)

Confesiones de un comisario
102 min.
6,8
188
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Sinopsis
El trabajo de un comisario y un juez se ve obstaculizado por la corrupción que reina en las altas esferas gubernamentales. Enfrentarse a los designios de políticos y mafiosos sin escrúpulos parece tarea imposible. El comisario de policia Bonavia se propone arrestar al criminal Lomunno, que siempre logró escapar de cualquier castigo gracias a la protección que le brindan ciertos influyentes hombres de negocios y políticos. Bonavia entonces trama un plan... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen Mafia Policíaco
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Confessione di un commissario di polizia al procuratore della repubblica
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
PILARES DE IMPUNIDAD
Oportuna película de denuncia realizada por Damiani, uno de los abanderados del cine político italiano tan en boga por aquel país desde los años sesenta, que aborda la realidad corrupta y mafiosa de Palermo, haciéndola extensible al resto del estado.

El filme cuenta las actividades investigadoras de un comisario y un juez, los cuales, pese a perseguir idénticos objetivos (hacer cumplir las leyes e impartir justicia), chocarán entre sí, tanto por los distintos métodos empleados como por los obstáculos que la difícil realidad siciliana interpondrá en su labor. Aunque algunos giros del argumento puedan parecer poco verosímiles al espectador, debe advertirse que lo narrado se basa, libremente, en hechos reales.

En este tipo de películas prima por encima de todo la construcción de un discurso crítico que parte de una encuesta investigadora previa; las pesquisas de los protagonistas, sus actuaciones, dilemas y excesos, son el medio a traves del cual el director expresa su visión de la realidad siciliana, y por extensión de la italiana. Y esa visión no puede ser más desagradable; es la que ejemplifica esa nueva Palermo, una ciudad que ve crecer torres de apartamentos en su periferia, extenderse las calles hasta los montes circundantes, al tiempo que se degrada, cuando no se destruye, su centro histórico. Y bajo esas nuevas torres, pilares que albergan crímenes impunes, silencios impuestos; es posible que los actuales habitantes de ciertos barrios de la ciudad, los que crecieron a partir del éxodo rural de los cincuenta y sesenta, vivan sobre una decena de cadáveres, todo un símbolo de la sociedad que se gestó en aquellas décadas, dominada por la asociación informal entre la mafia y la Democracia Cristiana. El interés de la película radica en que muestra eficazmente esa nueva y criminal "tecnoestructura", compuesta por abogados, políticos, banqueros y constructores, que prospera al servicio de una mafia que ha abandonado el latifundio para hacerse definitivamente urbana, y que en connivencia con los partidos políticos, domina todos los aspectos del poder, tornándose indestructible.

Por lo demás, el filme tiene una buena pareja de actores protagonistas y un guión algo discursivo en ocasiones, pero que sirve eficazmente para transmitir los temas de principal interés; formalmente discreta, lo mejor que puede decirse es que está correctamente narrada, si bien hay algunos flashbacks discutibles por la forma en que son introducidos.

Concluyendo, una película que describe aspectos de la corrupción que nos son hoy muy familiares y que nos lleva a preguntarnos si también aquí, en los pilares que sostienen esas torres que prosperan junto a nuestras costas, se albergan crímenes impunes y silencios impuestos.
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21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Una obra clave del cine de denuncia italiano
"Confesiones de un comisario" es un film italiano de denuncia, ambientado en la ciudad de Palermo, Sicilia, Italia, y centrado en las tramas de corrupción existentes a nivel local entre la política y el sector de la construcción. En la línea de "El día de la lechuza" (Il giorno della civetta, 1968), dirigida previamente por Damiano Damiani, o de "Las manos sobre la ciudad" (Le mani sulla città, 1963), de Francesco Rosi, Damiani elabora un relato sobrio, conciso y directo, como el propio personaje de Martin Balsam, el comisario Bonavia, que se alía con el juez Traini (Franco Nero) en una investigación que implica a la política y la clase empresarial de Palermo. A esta pareja protagonista hay que sumar a la guapa Marilù Tolo, en un papel de testigo que se hace demasiado corto.

Es un largometraje sumamente pesimista y realista, en el que la corrupción, y la connivencia entre el crimen organizado, el dinero y la política, en suma, el poder, lo invaden todo, incluso las más altas esferas de la justicia. Estamos ante un film que reflexiona sobre el ejercicio de la justicia, y que invita a tomar partido, y a no permanecer indiferentes. Es un film, por supuesto, de enorme actualidad, sobre todo en un país, España, en el que hay muchos más casos de corrupción que películas que se atrevan a denunciarlos. La gran virtud del cine italiano es su energía como cine de denuncia, su lucidez a la hora de enfrentar los males de su propio sistema político, social y cultural.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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