Buscando a Miguel (2007)

Cuando conocemos al apuesto, donjuanesco, burgués, desinformado… y convencional político, Miguel Villalobos, es inevitable sentir que se parece a ciertas personas a las que ya conocemos. No es un invento salido de la cabeza de un escritor, mas bien diría que es uno de los frecuentes errores que, a diario, produce la sociedad para aumentar sus puntos grises, y al que ahora podemos ver fielmente plasmado en el arte cinematográfico. Villalobos también anhela el poder, y a falta de talento y de un compromiso serio y responsable con la política, ofrece al necesitado pueblo regalitos que, ante tanta carencia de todo tipo, quizás con eso sienta que ya han pagado su voto.

Pero el universo tiene planes con el todavía joven candidato, y otra vez, una atractiva mujer será la carnada para que, forzosamente (nunca olvides que la evolución es contigo o contra ti), tenga que vivir la experiencia que quizás le permita ver aquella parte de la realidad que, hasta entonces, se había limitado a despreciar y a ignorar.

Y ¡qué efectiva, indispensable y aleccionadora película, la que nos ha dado el director colombiano Juan Fischer! ¡Cuánto vigor, compromiso y entendimiento, consigue desenvolver en ese viaje que hace el protagonista a ese barrio llamado El cartucho de Bogotá, que pareciera lucir como un antro aterrador, pero donde también se puede encontrar solidaridad, calor humano, amistad y otros grandes valores, que muchos dan solo porque ya saben, mejor que nadie, lo que es No tener.

Con producción de Erwin Goggel (“La vendedora de rosas”), quien también hizo el manejo de cámara, Fischer pudo contar con un calificado reparto que encabeza Luis Fernando Bohórquez, al que acompaña una magnífica Laura García, quien, de manera singular, representa a un travesti que se hace llamar Sol, actuación que le valiera el premio a la mejor actriz en el Festival de Beijing. También sobresale, Hernán Méndez (Pedro), actor de amplia trayectoria, quien se hiciera famoso representando, precisamente, a otro reciclador en la película de Luis Alberto Restrepo, “La primera noche”.

“BUSCANDO A MIGUEL”, es de las más eficientes recreaciones que se hayan hecho del lado oscuro de la sociedad colombiana, donde podremos ver en lo que se convierten los hijos cuando reciben de sus padres valores culturales que ya debieran estar agónicos; en la que se nos da cuenta que, entre la clase política, tenemos un sartal de individuos que de la realidad no conocen más que el entorno de su barrio y el de otros sectores que se parecen mucho al suyo; y de manera muy especial, vamos a conocer a algunas personas que, hay quienes, que por vergonzosa arrogancia e ignorancia consideran desechables, pero, quizás ahora comprendamos que tienen un corazón inmenso y una sensibilidad humana que muchos desconocen.

Fischer se luce con esa manera de preparar la entrada de Villalobos a la nueva vida. Un hecho que podría parecer la llegada al infierno… pero que, de pronto, podría ser una entrada al cielo.

Válida la frase publicitaria: “Nadie se encuentra hasta que se pierde”. Lo que yo diría de otra manera: Hasta que no lo vivas, no conseguirás entenderlo.

Una experiencia semejante, es la que deberían tener todos aquellos políticos que, metidos en una burbuja, pretenden dirigir y comprender a su pueblo. Por eso estamos como estamos.

Situación que puede pasar en cualquier lugar del mundo: Miguel se ve atrapado en el mundo de las drogas, las cuales lo degeneran a tal punto que se pierde de su familia y después de mucho tiempo y por casualidades de la vida se reencuentra con sus seres queridos.
Nos hace reflexionar sobre lo valiosa que es nuestra vida y nuestra familia para no caer en el mundo macabro de las drogas.