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Las montañas de la luna (1990)

Las montañas de la luna
136 min.
6,6
1.227
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
En 1850 dos intrépidos aventureros, el Capitán Richard Francis Burton (Patrick Bergin) y el teniente John Hanning Speke (Iain Glen) emprenden juntos un peligroso viaje por el interior de África para intentar descubrir el nacimiento del río Nilo. La expedición se realiza en nombre del Imperio Británico y de la Reina Victoria, y los dos saben que tendrán de enfrentarse a grandes peligros pero, contra todo pronóstico, se adentran en medio del desconocido continente hasta lugares que los de su raza jamás habían soñado. A medida que las penalidades del viaje hacen mella en los aventureros, una fuerte amistad comienza a fraguarse entre ambos. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Siglo XIX África Amistad Basado en hechos reales
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Mountains of the Moon
Duración
136 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
"Entretenida historia muy estimulante"
[Diario El País]
"Potente, eficaz y cara película de aventuras"
[Diccionario Espasa]
4
3
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
8
Los geógrafos, esos olvidados.
Intentar comprender el mundo a través de la historia del cine es un error. Por una sencilla razón se trata de una historia absolutamente descompensada. En el cine vemos una y otra vez como los grandes grupos de poder aparecen chupando pantalla una y otra vez. Parece como si abogados, periodistas, policías, cantantes, deportistas, médicos...hubieran construido la civilización ellos solos.
Hoy podemos ver como se hacen películas donde se nos cuenta la historia del hombre del carrito de los helados. Y todo porque pertenece a uno de esos lobbies.
Y sin embargo hay algunas profesiones que nunca han tenido ni una triste película, como por ejemplo los geógrafos.
Nadie tiene ni puñetera idea quienes son Mackinder, Ratzel, Ritter, Reclus, Haushofer, Maull, Richtofen, Blache...y sin embargo son los que hicieron que tú vivas
Así por lo menos que uno de los más grandes hombres del siglo XIX, donde se conjugo lo vital con lo intelectual como pocas veces ha existido. No hace falta que diga que es uno de los personajes que más admiro. También es el ídolo de Sánchez Dragó. En cualquier caso debo señalar que mientras unos desearían morir como el protagonista de “Las invasiones bárbaras” a mí me gustaría vivir como Richard Burton.

En cuanto a la película propiamente dicha es francamente buena y sería mejor si no hubiera esa insistencia en convertir en gay a John Hanning Speke cuando este era un hombre bastante rudo y belicoso como señala el periodista David Broggi en una revista de historia de gran tirada. Su único problema es que no iba con mujeres por lo que automáticamente algunos se inventan su relación con Burton. Lo cuál no tenemos ninguna prueba ni documento histórico que así lo insinúe.

En cualquier caso perdonamos a William Harrison, novelista y coautor del guión junto a Rafelson ya que después de escribir una obra maestra como “Rollerball” dirigida por Norman Jewison ya se ganó mi total confianza y admiración.

Sin lugar a dudas que gran parte de la película esté rodada en África ayuda mucho para la verosimilitud de la cinta y mucho más al tener en la dirección de fotografía al británico Roger Deakins que ha sido llamado por casi todos los grandes directores que pretendían buscar una fotografía en lugares remotos y paisajes especiales, ya lo hizo antes en “Pasiones en Kenia”, y luego en el desierto por Mendes para su “Jarhead”, Scorsese y el Himalaya para su “Kundun”, Joel Cohen para su O Brothe y sus prados americanosr y para Caton-Jones en su “Rob Roy” y sus paisajes escoceses. Un genio.

Tenemos una buena banda sonora de ritmos africanos de la mano de otro conocido de Rafelson como Michael Small

Los actores están bastante bien sobre todo el irlandés Patrick Bergin que le queda de maravilla el papel de Richard Burton, mientras que Iain Glen excesivamente presentado como un niño guapo gay no da la talla, además cualquiera que vea una foto de Speke lo comprenderá.
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44 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
MÁS ALLÁ DE ZANZÍBAR
Habían pasado muchos años desde que viera por primera vez esta película, y ahora que he vuelto a verla puedo decir que la experiencia ha sido verdaderamente placentera. Y es que este tipo de filmes, que describen la verdadera gesta que los hombres han realizado en su historia (la exploración e investigación de su propio mundo), entronca íntimamente con el mundo de la aventura, la audacia y lo desconocido, todos ellos ámbitos asociables a las inquietudes de la infancia y la juventud, en las que todo son incógnitas y retos.

Por eso, cuando en una secuencia de la película vemos a Burton inclinado sobre un mapa que está prácticamente en blanco, sentimos como él la ambición de abrir caminos nuevos, de vivir plenamente, del modo en que sólo los aventureros pueden hacerlo. Y desde luego, aquéllos británicos que a mediados del siglo XIX se lanzaron a desentrañar los misterios geográficos de África central, fueron la viva encarnación de la tenacidad, cuando no de la temeridad. Ellos, con la ayuda inestimable y siempre silenciada de los nativos y esclavos, fueron quienes rellenaron los huecos del mapa, y entre esos vacíos hallaron la solución al misterio más antiguo y codiciado: la ubicación de las fuentes del Nilo.

El filme, que goza de una correcta ambientación, un apreciable diseño de vestuario y unas magníficas localizaciones, centra su interés en el retrato de los dos personajes que emprendieron en primer lugar esta búsqueda; de un lado, Richard Burton, romántico y arabista, hombre de gran cultura y sensibilidad hacia otros pueblos, pero también de carácter tormentoso y altanero. Del otro, John Hanning Speke, mucho más gris, un perfecto producto victoriano, correcto, serio, eficaz y discreto. Unidos por una pasión común (explorar y conocer el interior africano), compartirán experiencias y penalidades sin fin en pos del Nilo, que será, paradójicamente, el motivo de su distanciamiento y ruptura. A pesar de que la contraposición entre ambos personajes está bien trabajada, la película insiste innecesariamente en sugerir que compartieron una profunda amistad, cuando la realidad es que su relación no superó la de leales compañeros expedicionarios.

Con un guión correcto y buenas interpretaciones, especialmente la de Bergin encarnando a Burton, la película transcurre a buen ritmo, sólo demorado por la subtrama amorosa, que presenta algunos momentos prescindibles, pero que no impide que el espectador, concluido el visionado, experimente la satisfacción ya casi olvidada de haber transitado por caminos nuevos, esos que aguardan en los mapas vacíos y que nos retrotraen a la infancia, cuando todo estaba aún por descubrir.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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