El justiciero (1959)

Entre los seres humanos, existe una fea e insensata costumbre: ¡Generalizar! Por una, dos o tres personas, echamos en el mismo saco a todo un pueblo, a todo un país, a toda una raza, a todo un género humano... o a veces ¡al mundo entero!; y lo lamentable, es que no caemos en cuenta de lo absurda que es tal actitud. Un novio causa a una chica un desengaño, y sale a flote la categórica frase: "¡Jamás me volveré a enamorar. Todos los hombres son iguales!". Un negro (indio o latino) asalta a un individuo, y escapa enseguida la necia expresión: “Todos los negros (indios o latinos) son unos…” Dos alemanes se muestran desagradables con un(a) turista y éste(a) regresa con el estigma en los labios: “¡No he conocido tipos más asquerosos que los alemanes!”…

Un individuo de este estilo es, Mack Bovard, un asistente de sheriff a quien han colgado muchas estrellas desde que, con la primera que se puso en el pecho, atrapó a los bandidos que asesinaron a su hermano. Pronto, tomó fama de duro con los delincuentes, y ahora, cuando va a hacer su último trabajo, carga todavía con el mote de, 'El Verdugo'. Bovard, sabe de gente que se vende por unas cuantas monedas, y ahora se ha vuelto desconfiado y cínico con la humanidad, pues, tiene la "certeza" de que, “todo el mundo tiene un precio”.

En busca del último sindicado del asalto a una diligencia de la West Fargo, donde perdieron la vida varias personas, Mack conoce a la bella, Selah Jennison, y a ella le ofrece 500 dólares que la sacarán de lavandera si le ayuda a identificar a Johnny Bishop, ya que cree que él es el hombre al que anda buscando. Así comienza un western psicológico en el que el director, Michael Curtiz, prescinde de los tópicos del género y crea una historia con personajes dotados de tanta alma y tan firme carácter que, sin proponérselo, habrán de transformar a un hombre que había perdido su fe en la humanidad.

Primer filme independiente del actor, Robert Taylor, quien recrea a un personaje nostálgico, cuyo ocaso como policía en North Creek, le sirve para reencontrarse con un magnífico camino del que se había extraviado.

Con otro eficiente guion firmado por, Dudley Nichols, basado en una historia de Luke Short, <<EL JUSTICIERO>>, da cuenta de todo lo grande que pueden cosechar las buenas acciones, e insiste en dejar claro que, el mundo no debe verse con un sólo ojo, porque te pierdes lo que se puede ver cuando abres bien los dos.

Me atrevo a recomendarle esta película a todos los policías del mundo, en especial a aquellos que sienten odio por aquellos seres que, con sus acciones, hacen necesario que ellos conserven su uniforme bien puesto.

Título para Latinoamérica: <<EL VERDUGO>>

Escribo esta crítica con una pena encima que no me ocurría desde hace mucho tiempo. Cuando estás disfrutando como un enano de una película, te atrapa desde el minuto uno y la intriga aumenta con el paso de los segundos, es que estás delante de un buen producto que reúne todo, calidad, tensión y entretenimiento. Sigo en la zona spoiler.

Michael Curtiz nos trae una historia muy de mi agrado, de esas que rompen un poco con el tópico del western, donde ocurre una desgracia y hay que vengarse. Pues no, la cosa es mucho más complicada. Se comete un atraco a un banco por 4 forajidos y en ella se produce la muerte de un hombre de la ley. Es aquí donde aparece la figura de Bovard, ayudante del shérif y especialista en capturar a fugitivos. Pero le falta uno de ese grupo y no lo tendrá fácil, ya que el único que lo puede identificar, será ahorcado en siete días. A sabiendas de que está usando un nombre falso, acude a todas las opciones que están a su alcance y todas le dan con la puerta en las narices. Salvo una...una chica que fue su amor por decirlo así y la dejó atrás viviendo en unas condiciones penosas. Y Bovard querrá aprovechar ese hilo conductor para ofrecer 500$ y que sólo le identifique al chico.

Es aquí donde comenzará una partida del gato y el ratón, y donde se verá en juego la lealtad no solo de ella, sino de los hombres que a día de hoy, forman el círculo cercano del prófugo.

A mi me ha encantado la idea, eso de no saber a quien buscas entre tanta gente, donde miras a este, al otro y al de más allá y cualquiera puede ser, hace que se mantenga la intriga en alza durante mucho tiempo. Esa incertidumbre ya no solo por descubrir al malhechor, sino también por la aparición de la chica o no. Es de agradecer los encantos de Tina Louise en pantalla y Betty Linn. Dos bellezones de la época. La parte cómica está muy lograda, sin llegar a ser forzada, ni fuera de lugar. Sobretodo esa parte recae en la figura de la veterana Mabel Albertson.

A excepción de lo que comento debajo, me ha parecido una gran película del género y muy recomendable.