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Mesmer (1994)

Mesmer
107 min.
5,5
44
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Sinopsis
En el siglo XVIII, en Viena, la sociedad médica conoció el escándalo por los radicales métodos de curación del doctor Franz Anton Mesmer (Alan Rickman), basados en el "magnetismo animal", la hipnosis, la sugestión... Su principal éxito es la curación de una pianista ciega con la que el doctor inicia una relación; pero la comunidad médica utilizará esa relación para expulsar a Mesmer del país y destruir su polémica carrera. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XVIII Biográfico Medicina
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
Mesmer
Duración
107 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Canadá-Austria-Reino Unido-Alemania;
Links
Premios
1994: Festival de Montreal: Mejor actor (Alan Rickman)
6
Entretenimiento para curiosos
Me gustan las películas de época que hacían a principios de los 90. Vestuarios impresionantes, arte y utilería asombrosas, fotografía inspirada en obras pictóricas. Nada de filtros digitales. En definitiva, un acabado mucho más estilizado que el realismo o el empastado digital que se usan hoy día. Mesmer es una de esas películas, que de buenas a primeras, nos trae todo ese deleite visual. La disfruté mucho desde ahí.

Por lo demás, resulta una película bastante convencional, pero con algunos momentos brutales. La primer mitad, que ofrece el curioso panorama de las ciecias médicas de S XVIII, es mucho más interesante que la segunda, en la que el melodrama relativo al rechazo que sufrió Mesmer, gana la escena. Los amores y odios que arrastra Mesmer, mientras él sólo mira hacia el futuro convencido de sus ideas, son terribles. Sobre todo los odios, que se expresan durísimamente y sin rodeos. Vale la pena verlos. Por otro lado, me resultó cargante y molesta la sensualidad barroca que aparece con frecuencia, producto del histeriqueo entre las pacientes y el médico.

Lamentablemente, esta no es tanto una película sobre Mesmer, como sí sobre el rechazo a Mesmer. En esto se centra la película, y es una pena. No hay tanta hipnosis o curaciones raras, ni se muestra tanto su trabajo o sus ideas. Sólo lo justo y necesario para que el personaje sea, en efecto, Mesmer. Aquellos que se pusieron curiosos cuando leyeron algo sobre él, se irán más entretenidos que satisfechos en su curiosidad.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Keep Calm & Mesmérizate
Película canadiense de bella fotografía, que recuerda mucho a la cinta Amadeus (misma época histórica, trasfondo médico-musical).

Alan Rickman está imponente, sosteniendo con la fuerza de su mirada el ritmo pausado de la película, a veces demasiado lento, pero ágil y emocionante si te dejas "hipnotizar" por la historia. Si se ve (y se escucha) en versión original estamos ante una película fascinante: la voz de Rickman reproduce a la perfección ese mesmerismo arrebatador.

En 1778 el médico austríaco Franz Anton Mesmer abandonó Viena en circunstancias extrañas, siendo acusado de charlatán por sus colegas médicos.

Sus escandalosos métodos sentaron las bases de la hipnosis pero causaron verdaderos desencuentros en la sociedad médica de la época. Mesmer creía en el poder de las miradas, el uso de corrientes magnéticas, la imposición de manos y otras acciones similares que inducían al trance y afectaban las "energías" del cuerpo, logrando efectos curativos gracias a las corrientes de fluidos que acompasaban los órganos y aliviaban el dolor de los enfermos.

La fama de Mesmer cruzaba fronteras y su tratamiento logró que la pianista ciega Maria Theresia Paradies recuperara temporalmente la vista gracias a varias de sus sesiones, durante las cuales se sospechaba que médico y paciente intimaron más de lo que era conveniente.

A este recelo hubo que sumar el hecho de que la milagrosa recuperación de María Theresia pareció mermar su talento al piano, unido también a la amenaza de la corte de retirarle la pensión compensatoria por su ceguera.

Todos estos factores, más la presión de la sociedad médica para apartar a Mesmer de sus prácticas, terminaron con el doctor lejos de Viena: en París, la corte de Luis XVI y Maria Antonieta le recibió con todos los honores.
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