La campana de la libertad (1945)

No es una película bélica en sí aunque en la panorámica inicial vemos un pueblo, Adano (Sicilia), población costera imaginaria, castigado por la guerra; Mussolini ya es historia, la gente sigue oculta por miedo pero aquí los combates han cesado.

No parece que los nazis hayan ocasionado grandes estragos, o igual no pararon mucho por allí, porque pronto nos damos cuenta que los horrores de la guerra no han causado mella, la población es numerosa, repudia el fascismo y goza de buen humor, por lo que podemos tomar esta película como una comedia, simbólica si se quiere, destinada, tal vez, a aliviar tensiones en aquella época. Es un escenario que no puede darse nada más que durante una contienda como la guerra mundial de tal forma que el comandante americano de la unidad que toma la población de Adano, dentro del marco de operaciones aliado, se erige como jefe absoluto, juez y parte de todo el pueblo. El caso es que por su personalidad empieza a implicarse en los problemas de la gente convirtiéndose pronto más en un alcalde del pueblo que otra cosa.

No hay presencia de tropa, que se supone porque está perfectamente conseguido la impresión de ocupación militar, en cambio hay abundancia de lugareños pero sobre todo es notorio lo bien que introduce y armoniza los personajes militares con los vecinos, todos cortados por el clásico patrón típico del italiano.

Por supuesto que la película puede llegar a gustar y mucho ya que es bienintencionada, carece de escenas escabrosas, tiene sus momentos románticos y no persigue más que una campana con mucha historia para que repique a sus horas, o cuando lo ordene la autoridad.