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42 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
9
IMPRESCINDIBLE (9.2)
No es otra película antitotalitaria más, es muchísimo más de lo que aparenta. Consigue lo que ninguna otra, que yo haya visto, ha conseguido: inquietarme con todos esos horrores desde un punto de vista contrario al habitual: el de una familia del lado dictatorial.
Los dos actores principales no interpretan, sino que se transforman en unos personajes de una profundidad acojonante. Alicia, que es una profesora chapada a la antigua (una facha, como suele decirse) cariñosa en el plano personal, permanece desentendida de los "negocios" de su marido hasta que su maternidad adoptiva comienza a plantearle serios dilemas morales. Roberto, su marido, ha estado turbiamente involucrado en el "Proceso de Reorganización Nacional" (la dictadura que todos conocemos); es un hombre que ha hecho barbaridades y, ahora que se les viene abajo todo el tinglado, ve en la unidad familiar su único punto de apoyo, por lo que no está dispuesto a que los nuevos e inesperados miedos de su mujer le arrebaten a su hija.
Se lleva todo con magnífico pulso hasta llegar a un final sublime que me cortó la respiración por su crudeza y emotividad.

Consiguió amedrentarme: algún día podría tocarme a mí ser la víctima; o, aún peor, ¡podría tocarme a mí ser el verdugo! Ojalá nunca llegue a odiar con la suficiente vehemencia como para justificar la muerte, pues entonces no andaría lejos la disyuntiva.
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107 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
el ocaso de la dictadura
Aunque la película ya está ambientada en la democracia, todavía se puede observar en la sociedad argentina lo acaecido durante los años de la represión, crudeza de lo ocurrido en el año 1976 tras la desaparición de miles de jóvenes a manos de la dictadura militar. Nos va narrando la tranformación del personaje principal Norma Alejandro tras una conversación con una antigua amiga que tuvo la necesidad de exiliarse a Venezuela tras haber sido detenida, violada y torturada por los militares argentinos. Las interpretaciones son fantásticas, una dirección aceptable, que sobre todo deja que la historia vaya desarrollándos con unos instantes emotivos y muy duros, un Hector Alterio que con su simple presencia te transmite todo un personaje, y cuando empieza a coger protagonismo te vas dando cuenta de su oscuro pasado, y que no desea que su mujer descubra, y mantenerla en la ignorancia, en el desconocimiento de lo que ocurrió. Su familia sufre las consecuencias de esa dictadura y se encuentra en una situación difícil y el padre al saber que su hijo se vio beneficiado vive con esa penuria en su corazón de pensar que su hijo fue uno de los partícipes de esa reconstrucción de Argentina, para favorecer a los militares, que parace que nunca desean abandonar el poder que tanto les beneficia.
Aún si tratarse de una pelicula documental sobre lo que paso, sin duda te relata de modo sutil, las consecuencias y desastres de ese periodo de la historia, que aunque es conveniente que permanezca en la memoria histórica, se nota la manipulación de los vencedores en su versión oficial escondiendo la barbarie y los asesinatos.
En el aspecto técnico una película bien filmada, pero lo mas destacable son sus interpretaciones, su argumento su guión fantástico, y el modo en que esta relatada la historia. En definitiva una obra maestra, y digna de ser visionada en mas de una ocasión.
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70 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Rasguña las piedras
Film bandera sobre la represión del eufemístico Proceso de Reorganización Nacional de la Juntas en la Argentina (1976-1983). O mejor dicho, sobre sus consecuencias.

Mediante un mecanismo similar al "Desaparecido" de Costa Gavras (película paradigma en cuanto al cine denuncia contra las dictaduras militares) aquí asistimos al proceso de descubrimiento/desvelamiento de la verdad por parte de un personaje "adormilado", podríamos decir, en su comodidad y desidia de clase media-alta. Ante la convulsión sufrida en Argentina durante esos breves pero interminables años, el personaje de Norma Aleandro prefiere mirar para otro lado, escurrir el bulto escudándose en ese poco convincente “algo habrán hecho”.

El silencio y la connivencia eran requisitos indispensables para llevar una vida tranquila, y si además buscabas una excusa para acallar la conciencia mucho mejor. La protagonista elige libremente mantenerse en una posición cómoda, no cuestiona, ni pregunta, ni ejerce la autocrítica. Se deja vencer por el conformismo de la "verdad oficial", pese a tener la íntima impresión de que algo huele a podrido en Dinamarca. Solo cuando la tragedia le toca de pleno (su hija y la revelación de su amiga) se pondrá a indagar, y a partir de ahí el personaje sufrirá una transformación (fantástica la actriz y la evolución de su relación con el marido).

En la película el incidente desencadenante es la figura de una abuela que busca a su nieta, una niña que tiene todas las papeletas de ser la hija adoptiva del personaje de Aleandro. A partir de ahí asistimos a las revelaciones de lo que realmente pasó en esa época y lo vamos descubriendo a la vez que lo asume el personaje, avanzamos a la vez, retiramos el velo de Maya juntos, angustiados por la peripecia de esa mujer, sintiendo tanto el estremecimiento por lo acontecido como el peso de su culpa por no haberse dado cuenta antes.

Afortunadamente, con los primeros años de democracia se fueron destapando estas miserias en un proceso lento (inevitablemente lento, por desgracia) que culminó en ítems como el Juicio a las Juntas o, mucho más tarde, en la derogación de la vergonzosa “Ley de punto final”. En esos primeros años de democracia Norma Aleandro descubrirá trapos sucios que cambiarán su vida y que nos removerán las conciencias a nosotros, espectadores.

La película cuenta con momentos de una gran intensidad y acierto desde el punto de vista de guion y puesta en escena. El recurso de los niños con ametralladoras de juguete provocando el pánico a Gaby es una magnífica forma de contar mostrando. Pasa lo mismo con “Desaparecido”, sus virtudes van más allá de lo puramente cinematográfico, como película (no como denuncia) ya tiene un gran valor, las dos cosas juntas tienen un valor incalculable.

Afortunadamente, aquel país de no me acuerdo (canción interpretada en la película) nunca perdió la memoria.
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57 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La memoria histórica
“La historia oficial” no es, pese a su título, una película estrictamente histórica. Yo, al menos, no he sabido percibir en esta producción argentina ese rigor, ese talante didáctico o aleccionador que traslucen otras pelis más ‘documentadas’ como “Z”, de Costa-Gavras o “La lista de Schindler”, de Spielberg.

La peli de Puenzo se coloca a rebufo del crepúsculo dictatorial argentino (1983) para narrar la historia de una sospechosa adopción que evidenciará la amoralidad y el oportunismo de Roberto (Héctor Alterio), un prosélito del régimen militar, y que originará graves problemas de conciencia en Alicia (Norma Aleandro), una maestra de secundaria de Buenos Aires. La intervención de una abuela de la Plaza de Mayo espoleará la búsqueda de Alicia y pondrá sobre el tapete el trauma social de los desaparecidos en plena dictadura. Pero al margen de ello, “La historia oficial” es, sobretodo, una historia íntima, un magnífico drama sustentado en dos magníficos intérpretes que defenderán con uñas y dientes antagónicos principios.

Alicia enarbolará la bandera de la honestidad, de una perentoria e higiénica memoria histórica, cuestionándose -concretamente- el derecho a continuar ejerciendo de madre amparada en las tremendas injusticias cometidas por un régimen reaccionario e intolerante.

Afortunadamente Puenzo no se vale de moralinas ni timbres épicos, y defiende su propuesta a partir de un mero ejercicio de conciencia digno de encomio. “La historia oficial” es, en definitiva, una peli tan triste como hermosa, y esa acusada arritmia narrativa que se le atribuye queda suficientemente dispensada por un extraordinario guión y una banda sonora atinada y elegante como pocas.
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32 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Disfrutar el arte del no cliche predecible
Alejada de todos los cliches que suelen tener las películas anti dictatoriales latinoamericanas, la “Historia Oficial” es un film bien logrado, que se escapa de lo predecible, que no sólo resulta conmovedor, sino que además es completamente creíble, basado en dos actuaciones extraodrinarias de Norma Alejandro y Héctor Alterio.
Los personajes de Alicia y Roberto no sólo resultan creíbles, sino profundamente humanos, incluso construyendo su horrorosidad desde lo humano. Sin caer en caricaturas burdas, como otras películas de sobre las dictaduras latinoamericanas, los personajes logran construir una historia completamente verídica.
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26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Historias históricas
“La historia oficial” es una durísima película, pero que el buen hacer de su director y las magníficas interpretaciones de Héctor Alterio y Norma Aleandro hacen que esa dureza se convierta en algo hermoso.

Rodada desde un punto de vista singular (junto a personas afines al régimen dictatorial de Videla), dota a la historia de toda una lección de coherencia sin caer en maniqueísmos. A la historia la envuelve una hermosa banda sonora de Atilio Stampone que consigue adecuar la tensión y crudeza en las escenas más comprometidas.

Un año después de que terminara la dictadura de Videla, Argentina ganaba un Oscar hablando de ello. En España, treinta años después, seguimos sin poder hablar de los desaparecidos.
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26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La Plaza de Mayo
Una de las plazas más famosas, de esas en las que se han producido acontecimientos clave a lo largo de variadas épocas, es la Plaza de Mayo de Buenos Aires.
A lo largo de más de treinta años, desde 1977, multitudes de mujeres con pañuelos blancos en la cabeza han organizado marchas alrededor de la Pirámide situada en dicho lugar emblemático.
Reclamaban el paradero de sus hijos y nietos desaparecidos durante la dictadura militar argentina.
Un testimonio de tremendo sufrimiento que se quiso silenciar, de los que no se suelen recoger en los libros oficiales. Porque la historia suelen contarla los ganadores.
Y qué mejor para enfocar esos testimonios de dolor, que centrar la trama en una profesora de Historia. Como tantos, ella pasa por la vida con su venda en los ojos, quizás porque nadie le enseñó a mirar, quizás por la comodidad y la inercia de no escarbar en la verdad oculta.
En un principio, ella recibe con escepticismo las alusiones de sus alumnos a sucesos que corren de boca en boca, que no están recogidos en los libros de texto. Cualquier mención de dudosa procedencia subversiva es cortada inmediatamente por su disciplinado y rígido código.
Hasta que su propio barco empieza a hacer aguas. La sospecha se le planta en el corazón como una semilla resistente. Todo en lo que ella ha fundado su estabilidad se tambalea.
Ahora tiene que saber. Tiene que averiguar. Porque la culpa la va corroyendo como un ácido.
Luis Puenzo hace brillar con potente y cruda luz un capítulo que pedía a voces clamar su horror a los cuatro vientos. Un capítulo, de tantos, escrito a sangre y secretismo en el devenir de las dictaduras.
Óscar a la mejor película de habla no inglesa muy bien ganado por uno de los mejores largometrajes que ha dado la industria cinematográfica de Argentina.
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18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El después del horror
Este film es el alegato que todo argentino que no quiere que regresen los militares al país debe ver, aqui no se retrataran los conflíctos, las torturas, los centros clandestinos, ni siquiera se ambienta en esos años. Sino se situa ya en la democracia, en donde se creía estabale a un país, pero que nunca se imaginó que había un después del horror, de ese después, quizás más doloroso, habla este maravilloso y necesario film.
En la comodidad burguesa está Alicia, una profesora que quiere su profesión y no descuida a su familia, en especial a su pequña hijita. Su vida transita normalmente, hasta que el reencuentro con una amiga le comienza abrir los ojos sobre lo que pasaba en esos años de la Dictadura, en lo que ella, esposa de un militar, no sufrió ningún tipo de pérdidas ni sobresaltos.
Cada vez más Alicia no sólo indagará en su marido, sino en su pequeña hija, adoptada por aquellos años.
El compromiso de Puenzo con esta historia es notable, el acercamiento a una historia tan accesible como dura, los misterios de la cotideaneidad que expone en la vida de este matrimonio y los cambios súbitos, se notan y vaya si se notan....
Con tiempos en los que se recuerda permanentemente esos años horrorosos, el film fue el que de alguna manera mostró al mundo una parte del Proceso, y lo mostró con tal calidad que se convierte en emblemático. El Oscar incluido y ma´s que merecido.
Guión fuerte, lleno de emoción y sinceridad, compromiso del director y rubros técinos buenos no hacen más que reforzar esto.
A los actores no se les puede objetar nada, basta verle los ojos de la maestra de Norma Aleandro, en quizás su más poderosa actuación y la que más conmueva, no se le pude despegar los ojos a esta gran artista; al igual que el extraordinario Hector Alterio, eclipsado por Alendro en este film, pero de notable presencia escenica. Mención aparte a los secundarios de Hugo Arana, Patrico Contreras, Chela Ruiz y Chunchuna Villafañe (ambas se llevan las escenas más emocionantes) y la pequeña Analía Castro, cuya última escena se la llevan quienes vean está imponente película, una de las mejores formas de repudiar a los militares y uno de los mejores films de la historia del cine argentino.
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
"Señores, esto es una clase de historia. No un debate"
Pedazo de peliculón el que he tenido la suerte de ver y todo gracias a un amigo de esta página que me la descubrió con su recomendación y al cual le estoy muy agradecida. El tema que toca es escalofriante, de hecho la película tuvo que luchar contra enormes problemas ya que empezó a rodarse en 1983, el mismo año en que terminó la dictadura en Argentina, momento en el cual tanto el director como los actores y, sobre todo, la familia de la niña Analía Castro comenzaron a sufrir amenazas que llevaron a al Puenzo a fingir la cancelación del rodaje. Finalmente, la producción siguió rodando en secreto hasta 1985. Así que no es difícil pensar que no se exagera nada a la hora de retratar el miedo horrible y la falta de libertad del país en aquella época de horror. Merecido el Oscar que se llevaron como mejor película de habla no inglesa en el año 1986 y merecidos todas las nominaciones y premios que le dieron a esta maravillosa película. Que Norma Aleandro esté soberbia no es noticia, ya que siempre lo está. Algún otro usuario se preguntaba si esta señora nunca había protagonizado un mal papel. Pero es que Héctor Alterio está para ponerle un monumento. Si la Aleandro lo expresa todo con sus gestos y miradas, Alterio no se queda atrás (increíble lo atractivo que está el argentino aquí) y ambos hacen una pareja de oro. La niña, Analía Castro, está para comérsela, increíble la naturalidad con la que suelta sus frases y las secundarias Chela Ruiz, veterana actriz a la que descubrí en la telenovela "Ros de lejos" y Chunchuna Villafañe, la que fuera modelo en los 60, están también magníficas. Parece que Puenzo le dió la oportunidad a ésta última de expulsar sus demonios, ya que la actriz sufriría en sus carnes los estragos de la dictadura, teniendo que exiliarse a nuestro y a Francia por motivos políticos. Si queréis disfrutar del buen cine, de el de verdad, tenéis que ver esta película.
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15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Un argentino no debe dejar de verla
Me parece una película espectacular. Muy avanzada para su época. La ví hace unos meses y parece como si fuera filmada ahora en el 2006, y no me refiero a su calidad técnica sino como trata los temas de la dictadura. Para no dejar de mirarla.
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La HISTORIA que no se da en clase
Estrenada el 3 de abril de 1985, menos de dos años después de la Dictadura Militar en Argentina (1976-1983). Es una película muy importante dentro de la cinematografía argentina, pues aparte de numerosos premios, ganó el Globo de Oro y el Oscar a la “Mejor película de habla no inglesa”, además de tener el guión nominado, aunque este galardón fue para “Único testigo”.

Desde un ámbito familiar concreto, se invita a la reflexión sobre las consecuencias de la Dictadura. Norma Leandro es una profesora de historia que vive felizmente con su marido y su hija pequeña. No es demasiado consciente de lo que sucede a su alrededor pero poco a poco comenzará a hacerse preguntas…
La interpretación de Norma Leandro es excepcional: sus miradas, sus silencios, casi más importantes que lo que dice… Todos los personajes son muy creíbles; la película transmite autenticidad, conecta muy bien con el espectador. Al terminar, te haces una idea (aunque no sepas nada) de lo que pasó en esos años.

Entre sus muchas virtudes está la hacer de altavoz (precisamente el film se abre con un plano de altavoces, cantando el himno argentino) de una pequeña historia, la de Norma Leandro, que paso a paso vemos que es parte de la historia de un país. “La historia oficial” traspasa fronteras, no sólo internacionales (ya que se da a conocer fuera de Argentina, impulsada por el Oscar) sino también emocionales.

En el plano formal, el notable guión, va desde lo particular a lo general, y desde dentro hacia fuera, encajando pieza a pieza hasta completar el puzzle.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un doloroso trayecto emocional y una película clave.
Posiblemente, la película más importante en la Historia del cine argentino y no ya por haber recibido el Oscar, sino por su éxito popular que llevó a una masa de gente a ver un tipo de cine comprometido, humano, muy cuidado en el guión y con intérpretes magníficos. No viene de ahora, pues, el gran cine argentino.
Esta película es la historia de una profesoria de una profesora de Historia (Aleandro) y de un importante hombre de negocios (Alterio), quienes desde su burguesa posición acomodada han adoptado una niña. El retorno de una amiga de ella enciende todas las alarmas y pone en alerta a ésta (hasta entonces autista de su exterior, plena y feliz con su hija), quien comienza a investigar de dónde procede la nena (la adopción la hizo el padre).
Una película magnífica, sobria, sincera y contundente, que acerca al espectador al tremendo contexto sociopolítico y dramático de nuestro hermano pueblo argentino y a su pozo negro y putrefacto relleno de torturas, de viles asesinatos a toda una generación, al horror en estado puro, a la tragedia de dejar de existir sin motivación alguna de un día para otro, a la noche oscura argentina que hoy, en pleno 2.007, resulta aún más cerrada y negra en su fiera oscuridad tal es el atolladero económico, corruptivo y denunciable en que se haya sumida esta nación por sus delictivos y asesinables dirigentes políticos.
Película dolorosa, escalofriante y testimonial en su acepción más amplia y diáfana, es un estupendo trayecto emocional lleno de inmensas preguntas a las que el otro lado, interesado e innombrable, no ofrece sino nimias, inexistentes respuestas. En un momento de la película se dice que "la historia es la memoria de los pueblos", pero no nos quedemos con la historia oficial siempre, porque bajo ella hay un cementerio de cadáveres, un arsenal de interrogantes, un carrusel de verdades como montañas que harían añicos la historia oficial, la que quieren y les interesa que oigamos, leamos o sintamos.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
No te creas sus mentiras
Una de las mejores películas argentinas junto con "Un lugar en el mundo", " Nueve reinas" y "El hijo de la novia", todas ellas son reflejos sociales de la situación del país. Ésta nos cuenta la historia de una profesora de historia, mujer acomodada en un matrimonio que no ha sufrido la recién acabada dictadura pero que a través de una amiga que sí la ha padecido y los alumnos de su colegio despiertan en ella la sensación de haberse aprovechado de ella. Los actores están soberbios, Héctor crea un gran personaje de burgués, Norma está impresionante en su rol de una mujer que vá evolucionando de no interesarse por la dictadura a darse cuenta que ha estado viviendo una mentira, también a destacar los papeles del padre y el hermano de Héctor, sin olvidarme del gran trabajo de Chela Ruiz, todos ellos nos trasladan con sus interpretaciones sus fantasmas interiores. Hay un par de escenas que son brillantísimas, una es la comida de Héctor con su familia que refleja los diferentes puntos de vista que había en el país y la otra es en el cumpleaños de la niña. Para mi gusto le pondría un par de defectos, alguna escena en el colegio intentando darte mascado el mensaje y la escena final entre Héctor y Norma pués me chirria, a no ser que el director quiera decirnos quién es el bueno y quién es el malo aún así no me encaja la reacción violenta de Alterio. Para ir acabando recomiendo esta película para todos los amantes del cine que te hace pensar, una gran película.
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12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La historia que no queremos escuchar
Esta película trata de cómo una profesora de historia casada con un empresario relacionado con los sucios negociados de los militares descubre que tal vez su hija adoptiva es hija de uno de los desaparecidos de la dictadura argentina. No. Trata de cómo un empresario que ha estado turbiamente involucrado en el "Proceso de Reorganización Nacional" (la dictadura de Videla) ve que el inicio de la democracia le destruye todo su mundo y hace que hasta su mujer y su familia pierden la fe en él. No. Trata de una pequeña niña de 5 años totalmente bella e inocente que quiere más que a nadie en el mundo a los que cree que son sus padres, y además te canta una canción de Maria Elena Walsh llamada en “El país del no me acuerdo” de una manera que nunca olvidarás. No. Trata de cómo un pueblo clama por enterarse de la verdad y sale a la calle a pedir justicia por sus desaparecidos y transforma sus cánticos peloteros en verdaderos reclamos por los derechos humanos de un país. No. Trata de cómo las abuelas de Plaza de Mayo sufren, y cómo luchan, y cómo se ayudan entre ellas, y cómo se organizan y cómo tienen las pelotas para mirar la cara de los asesinos de sus hijos sin temor y pedirles cuentas. No. Trata de cómo una mujer que fue raptada por los militares y ultrajada en todos sus derechos logra rehacer su vida luego de unos años en el exilio. No. Trata de cómo un profesor (ideal) de literatura le abre los ojos a un grupo de alumnos (ideales) ante los corruptos procesos que su país padece. No. Trata de un cura incapaz de reconocer los horrendos pecados que ha estado encubriendo durante 7 años de dictadura criminal. No. Trata de una pareja de ancianos que vive humildemente porque no quiere mezclarse con los turbios negocios de su hijo mayor. No. Trata de un par de mujeres huérfanas -una de 40 y otra de 5 años- que esperan en vano a sus verdaderos padres cantando en la mecedora de la abuela. No. En realidad, no sé de qué carajo trata esta película, pero tiene -al igual que yo- una antigüedad de 23 años y me ha dejado acojonado.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Caracterización del film a través de los principales protagonistas
ALICIA. Nos encontramos ante una mujer de extracción burguesa que ha vivido los años de la dictadura al margen de la realidad en la seguridad proporcionada por una buena posición social y económica. Las primeras secuencias de la película nos dan una idea bastante clara de ese aislamiento al escuchar en casa de Alicia y Roberto, su marido, la radio dando cuenta de los problemas sociales y políticos que azotan el país, sin embargo para la protagonista se trata de una lejana letanía cuyo contenido es incapaz de percibir con claridad. De hecho, esta realidad paralela construida por la burguesía argentina se pone de manifiesto en las reuniones que Alicia mantiene con sus amigas, donde salta a la vista su bienestar económico frente a la pobreza y la grave crisis que tenía que enfrentar una buena parte del país. Tenemos que pensar en el impacto que pudo causar en muchos espectadores argentinos el visionado de este tipo de escenas desde su experiencia vital individual y colectiva. En cualquier caso, la interiorización del dogmatismo y la moral oficial por parte de la protagonista se pone de manifiesto en el momento en que Alicia, profesora de historia, interrumpe a sus alumnos, ansiosos por discutir en torno a ciertos aspectos polémicos del pasado argentino. Ésta dirá: “Esto es una clase de historia y no un debate”, negando a la historia aquello que compone su misma esencia: la duda metódica y la discusión como vías para la consecución del conocimiento.

En cualquier caso Alicia va a sufrir un proceso progresivo de toma de conciencia respecto a la realidad en que vive y ha vivido, proceso que vamos a poder seguir a través de una serie de secuencias. Posiblemente, la primera de todas sea la conversación que mantiene con su amiga Ana. Ésta le cuenta los excesos de los militares durante el registro de su vivienda , ante lo cual Alicia se sentirá conmovida, llegando a afirmar que debería haber denunciado, lo cual servirá a Ana como motivo para ironizar. Éste es el primer punto en que la protagonista se da de bruces con la realidad.

Otro punto por donde va a quebrar su visión de la realidad van a ser las dudas en torno a los orígenes de su hija adoptiva, Gabi, lo cual va a tensar la relación con su marido, con el cual mantenía un pacto tácito para mantener el silencio en torno a esta cuestión, pacto que veremos resquebrajarse a lo largo de la película. El silencio es un elemento central en toda dictadura, porque el silencio supone el no reconocimiento y, por lo tanto, la negación.

La verdad en torno al pasado de Gabi y la definitiva toma de conciencia de Alicia se producirán al aparecer en escena la supuesta abuela biológica de la primera, una de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Ésta la pondrá al corriente de la historia de su hija embarazada – la supuesta madre biológica de Gabi – y su marido, asesinados por los militares.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
En el final está el comienzo
Cuando la profesora da el último abrazo de comprensión a quien fuera su inseparable compañero de éxitos y fatigas, inicia su resurrección convertida en otra mujer. Para que esto sea posible, Luis Puenzo de la mano de la gran guionista Aída Bortnik ha construido una narración emocionante con atmósfera de thriller de alta precisión. Los actores protagonistas son extraordinarios, pero además la película cuenta con algunas perlas muy valiosas que aportan un interés intra y extracinematográfico: la breve aparición de Guillermo Battaglia, ya muy anciano, como homenaje a quien fuera un duro del cine nacional de gran prestigio y popularidad; Chela Ruiz, muy conocido en el teatro y la televisión en papeles cómicos, aquí interpretando uno de los personajes más tremendamente emotivos y, por último, dentro de un reparto de secundarios muy bueno (con la colaboración de Leal Rey, un singular hombre de teatro, actor, director y escenógrafo), la participación especialísima de Chunchuna Villafañe, otrora bellísima modelo que aquí encarna a un personaje basado en su propia experiencia de perseguida y torturada...
Además esta película se realizó antes de que se cumpliera un año del fin de la dictadura que motivó la terrible historia que cuenta, y Luis Puenzo inició una interesante carrera cinematográfica internacional. La película ganó el Oscar a la mejor extranjera y después realizó otra si no tan buena, muy interesante, sobre texto mexicano: Gringo viejo, nada menos que con Jane Fonda y Gregory Peck.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Abre los ojos y grita basta
Doloroso drama del que es difícil abstraerse, por poco que se sepa de ese triste pedazo de la Historia de Argentina y cualquiera que sea la base ideológica del espectador. Cualquiera que sea la forma que tenga un Estado, de un lado o de otro, de lo que se trata es de sentir tristeza irremediablemente cuando uno descubre las atrocidades que se cometen desde arriba. Como en la mayoría de países de Sudamérica, Argentina también sufrió lo suyo y lo que más me llama la atención de "La historia oficial" es que es una película realizada muy poco después de que la dictadura militar sucumbiera. Muy poco después, tanto, que los casos más graves de terrorismo de Estado estaban aún por destaparse.

Una vida, la de la niña que ni se imagina que su papi y mami biológicos no son los que ella llama papi y mami desde que empezó a hablar. Un bebé arrancado de los brazos de su madre. Tantas vidas en juego. Las de las abuelas de la plaza de Mayo que con sus incipientes manifestaciones empezaban ya a alzar su voz. Y la madre adoptiva, que no sabe o no quiere saber hasta que abre los ojos y no puede más, su conciencia no le deja ni respirar y le grita al marido, un arribista que lucha por no ser un fracasado, que le vuelve loco la lluvia de dólares y que haría cualquier cosa por mantener el nivel social de su familia. Muchas vidas en juego, bien trazadas, sin apenas reproches desde la lejanía de la distancia y el tiempo. Seguramente un diez si eres de allí, si viviste ahí, porque la película está bien hecha. Abre los ojos y grita porque le da miedo lo que pasó, porque ni se enteró, para que no vuelva a pasar, en ningún rincón del planeta, por favor...
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Aquellas banderas de la patria de la primavera
Corren nuevos aires en Argentina. El país entero parece despertar de una larga pesadilla y se respira la libertad. A ésto se enfrenta Alicia en la escuela secundaria donde da clases de historia: los jóvenes están inquietos, rebeldes y lo cuestionan todo. Y para Alicia la Historia es algo que no se puede cuestionar. Hay que respetarla.

Pero los nuevos aires también traen consigo una presencia inquietante: una mujer mayor con un pañuelo blanco sobre su cabeza no para de observarla. A ella y a Gaby, su hija adoptiva. A esto debemos sumarle la aparición de un compañero de trabajo, profesor de literatura, con el cual los alumnos parecen sentirse muy cómodos, y él parece entenderlos. Poco a poco, sus valores irán cambiando y se dará cuenta que la historia reciente de su país es más oscura de lo que quisieron hacerle creer, y que afecta a ella y a toda su familia directamente...

"La Historia oficial" es la historia del despertar de un país, una metáfora que se refleja en el papel de Norma Aleandro. Un capítulo nefasto de una de las peores dictaduras latinoamericanas. Es también una obra valiente, que conseguiría el oscar a la mejor película de habla no inglesa. La palícula reúne por primera vez a dos grandes actores argentinos (que coincidirían mas tarde en la también aspirante al oscar "El hijo de la novia"): Hector Alterio, en el magnífico papel de empresario que ha llevado a cabo ciertos negocios turbios con los militares, y Norma Aleandro, en el papel de Alicia. También destacan Patricio Contreras (gran actor chileno, en el papel del profesor de literatura), Chela Ruiz (una de las Abuelas de Plaza de Mayo), Hugo Arana y Chunchuna Villafañe, cuñado y amiga de Alicia, y contrapunto de Roberto, su marido.

El filme daría el reconocimiento internacional a Luis Puenzo, gracias a un guión sólido, a veces tímido (no hay que olvidar que se estrenó solo un año después de la dictadura), pero conciso y que huye de efectismos. No faltan las discusiones de política, con alusiones a la Guerra Civil, y el homenaje a los desaparecidos (sus fotos pegadas en la pizarra por parte de los alumnos). También encontramos una cierta crítica a entender la Historia de forma unilateral. Una brillante, y necesaria, lección de Historia.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Dialéctica de las emociones.
El cine argentino lleva demostrando en los últimos treinta años que su mayor atributo distintivo reside en su capacidad de comunicación verbal y, más concretamente, en las ideas que ese conjunto de enunciaciones conlleva. Ideas incendiarias, ideas revolucionarias, reflexivas, de imposible intermisión.
Es un cine que fluye como un torrente a través de la palabra, con textos que supuran de sus entrañas intensidad y desgarro componiendo, mientras se rechaza el atajo discursivo, películas intimistas recorridas por los sentimientos más profundos y enfrentados que dan lugar, si uno se llevar y escucha atentamente, a apasionados ejercicios de catarsis tensos, intensos y asombrosamente lúcidos.

Concluyo esta introducción sui generis para hablar concretamente sobre la infinidad de atributos y estilemas que sostienen esta joya titulada, muy acertadamente, La historia oficial. Argumentalmente, la película gira en torno a las consecuencias de la represión de la dictadura militar argentina, que abarcó el período de 1976 a 1983.
En la misma asistimos al proceso de descubrimiento de una implacable verdad por parte de un personaje aletargado en su comodidad de clase media-alta y en la desidia que esta genera. Personaje que vive con una venda en los ojos, metafóricamente hablando, ante la convulsión que Argentina sufría por esos años en cada esquina, en cada calle tomada por manifestaciones reivindicativas o en el despertar de conciencias de una comunidad estudiantil que comenzaría a descubrir textos muy peligrosos de escritores silenciados que gestaban en este emergente movimiento una implacable, demoledora y visionaria crónica sobre el vómito de denuncia hacia una historia, la argentina, plagada de tropelías y crueldades.

Para los gobernantes y sus pretensiones de guiar una utopía de población adormecida, el silencio y la connivencia eran requisitos indispensables para llevar una vida tranquila y ociosa. Nuestra protagonista, interpretada por una fantástica Norma Aleandro, prefiere mantenerse en una posición cómoda y conformista y no rebuscar ni ahondar en la memoria histórica, atribuyendo su verdad a la intuición y a la caligrafía de las memorias de los libros de texto, los cuales o bien han sido pertrechados a la banalidad por los historiadores o bien lo han escrito los vencedores y, por tanto, los asesinos.
Solo cuando la tragedia comienza a empañar la vida del personaje, es cuando comenzará a indagar y a sufrir una transformación que removerá su conciencia y también la nuestra. Manteniendo la forma de expresión verbal por encima de la explícita visual, Luis Puenzo nos entrega un ataque frontal y necesario sobre el intenso impulso de conocer la verdad acerca del lugar donde vivimos y donde nuestros familiares habitaron provocando, en consecuencia, que nos podamos conocer a nosotros mismos. Un enarbolado de honestidad sobre una perentoria e higiénica memoria histórica que se cuestiona derechos primarios al amparo de las tremendas injusticias cometidas por un régimen reaccionario e intolerante.

Es a través de sus discursos torrenciales y de la intensidad de los mismos lo que pone en pie esta crónica sobre el viaje introspectivo de una mujer hacia la responsabilidad moral y la identificación humana con su pasado.

La historia oficial es un drama desgarrador y doloroso que cristaliza el horror y la obscenidad de las actividades políticas que aniquilan la solidaridad familiar en el nombre de una ideología. Retrato de emociones que cruzan el anverso y el reverso de los seres humanos, arrancándonos un pedazo de vida y sirviéndonosla como supervivencia ante el desmoronamiento de la amistad, la destrucción del amor y la inmediatez de la muerte.

Película, en definitiva, de visionado muy necesario por varios motivos: porque fue galardonada con las máximas condecoraciones de la industria cinematográfica, el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera en 1985, y para aquellos comprometidos con una causa y que valoran la voz de los silenciados y denuncian hechos que jamás deberían olvidarse en una sucesión de sociedades donde predomina peligrosamente la anestesia general.
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LA PRIMERA VEZ QUE TE PREGUNTAS POR QUÉ
La Historia es una dama a veces encantadora, otras desagradable, en no pocas, engalanada hasta la saciedad por los palmeros, mientras que muchos siguen pensando que en su descarnada desnudez, aunque terrible, radica su verdadero interés. Hay un cierto componente de esto en "La historia oficial", una película argentina que marcó un antes y un después a la hora de concebir el cine en este país.

Un guión politizado, cierto, es muy difícil que no lo sea tratando una temática tan reciente, con unas heridas que en muchas familias aún no han cicatrizado. Desaparecidos, borrados de los registros, ajenos a los dominios de Clío. No cuesta nada, menos en casos como por ejemplo el español, tan peculiar en el siglo XX, identificarse con el personaje compuesto por una Norma Leandro soberbia, una funcionaria satisfecha, la profesora complaciente con lo que dicen los libros de texto. No prestas atención a esos profesores nuevos que van llegando cargados de ilusión e ideales, pensando que esos chicos lo único que necesitan es aprender disciplina.

No es ser ni bueno ni malo, tampoco juzgar o ser juzgado, es simplemente que hay un momento en el que tenemos que preguntarnos por qué, sumar dos y dos y juzgar si eso es lo justo o no. Y esa primera vez, cruzas la raya de la inocencia y empiezas a comprender lo que se grita en una plaza, a la par que asumes tu parte de culpa, en su caso, por la humana necesidad de sentirse una madre amada y una esposa respetada.

Aunque muchos laureles deben ser llevados por Leandro, es imposible no encomiar al resto del reparto, con especial atención a Héctor Alterior (lleno de dobles sentidos, con una mirada ora fría, ora terrible) y una Chunchuna Villafañe poniendo los pelos de punta.
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