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73 Críticas de los usuarios

Críticas de los usuarios:
8
Sin noticias de Dios
La carrera de Paul Schrader no ha sido lo que se dice brillante desde que estrenó 'Aflicción' (1997) hace ya dos décadas, pero su redención llega en forma de 'First Reformed'; una película que escribe y dirige y que conecta directamente con la que fuese su estupenda carta de presentación como guionista, 'Taxi Driver' (1976). Travis, el veterano de Vietnam metido a taxista que terminó desquiciado y ahogado en la violencia de una desolada Nueva York, renace en Ernest, un sacerdote atormentado tras haber enviado a su hijo a encontrar la muerte en la Guerra de Irak, y que pasa sus días en una iglesia que recibe a unos escasos turistas y feligreses cada semana.

Uno de los pocos visitantes asiduos es una joven embarazada que le pide a Ernest hablar con su marido, dado que el comportamiento de éste resulta cada vez más errático y perturbador. Lo que se habla en esa conversación se aloja en el párroco como un virus, al principio latente, pero que se propaga paulatinamente en su organismo conforme va tomando conciencia de que es incapaz de satisfacer a aquellas personas que se acercan a él en busca de respuestas, así como de que el mundo está condenado a irse a la mierda entre la imparable contaminación, la degradación moral y el feroz capitalismo al que ni siquiera las instituciones religiosas son inmunes. Ernest plasma en un diario sus pensamientos más oscuros, sin recibir ninguna señal por parte de ese Dios al que ha encomendado su vida… salvo por esa chica embarazada, Mary, que parece el único refugio seguro a toda la oscuridad y el desasosiego en los que se ha teñido su existencia.

Ethan Hawke realiza aquí uno de los trabajos más admirables de su carrera, cumpliendo con creces la responsabilidad de sostener la película sobre sus hombros con contención, pero manifestando a la perfección la tremenda batalla que se está labrando en su interior, y que solo encuentra un halo de luz ante la presencia de Mary (la elección del nombre no puede ser casual), esa serena joven a la que da vida una angelical Amanda Seyfried. Su candidez ejerce como único posible salvavidas para Ernest, que rehúsa del acercamiento de cualquier otra persona mientras se lanza a una espiral de autodestruccion, cuyo ambiguo y espiritual desenlace resulta indignante a bote pronto, pero valiente y lógico cuando se asimila y reconsidera; para bien y para mal, es memorable y no deja indiferente.

'First Reformed' es una película de digestión lenta y sí, en ocasiones un poco pesada. Corre peligro de que su frialdad se transforme en desapasionamiento, si bien su apartado técnico resulta impoluto, con una fotografía que abarca desde el blanco más puro hasta la oscuridad más absoluta, con un acompañamiento musical muy medido y pensado, y rodada en un formato cuadrado acorde con la claustrofobia que padece Ernest entre las paredes de esa iglesia reconvertida en museo y que rara vez abandona. Schrader recupera la brillantez de sus mejores trabajos con un film exigente, provocador y osado que se plantea si no será demasiado tarde para encontrar y albergar esperanza en una sociedad cuyas grietas morales siguen siendo tan mugrientas como las que condujeron al taxista Travis a la perdición hace ya 42 años.
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104 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Si bebes no prediques
Paul Schrader bebe, en su teoría cinematográfica, de las más excelsas fuentes: Bresson, Tarkovski, Ozu, Dreyer, Bergman.

El padre Toller (un notable Ethan Hawke) tiene bastante del rictus severo y torturado del pastor Tomas Ericsson, encarnado ejemplarmente por Gunnar Björnstrand en ‘Los comulgantes’. Los personajes de Esther (Victoria Hill) y Märta (Ingrid Thulin) también guardan parecidos razonables. Ambas aman y resultan cruelmente rechazadas. La semejanza argumental es, por lo demás, muy evidente.

Ozu y el intraducible ‘mono no aware’ (algo así como la emoción ante lo efímero de la vida y la belleza, sujetas siempre al cambio, con matices de dolor y finitud, melancolía y pérdida), Ozu, digo, queda fuera de la estética de Schrader, pese a los planos fijos y el alcohol.

Quizá en la desnudez de la puesta en escena haya ecos de Dreyer, tan cercano, en su estética, del pintor Vilhelm Hammershøi y sus blancos interiores calvinistas.

Y Bresson… Aparte del obvio paralelismo con ‘Diario de un cura rural’ en la composición de su protagonista, en la escritura sistemática, en la agonía (en sentido unamuniano) del pastor, la película del director francés que más se aproxima a ‘El reverendo’ es ‘El diablo probablemente’, en que se ofrece una visión desoladora y autodestructiva del fallido ser humano. Después de la Caída, sólo la Gracia podría obrar el milagro del rescate...

Schrader se permite incluso una levitación, patrimonio de Tarkovski en el imaginario de la cinefilia.



Pero, más allá de esas ilustres referencias, el impacto, la catarsis violenta, el grito de rabia expresionista, sitúan a Paul Schrader más cerca de von Trier y Haneke, directores en que a menudo cala el estallido, la furia existencial o el clímax desgarrado.

Paul Schrader es también, en ‘El Reverendo’, esclavo de sus propias obsesiones: ‘Aflicción’, ‘Mishima’, ‘Taxi driver’...

Me pregunto por qué volvemos una y otra vez a los autores que he citado al principio de estas líneas, por qué su manantial de cine nos parece inagotable. Por qué la sed de ellos no se acaba en un primer, segundo o aun en un tercer o cuarto visionado.

Sin embargo, Haneke o Lars von Trier, dotados de un oficio incuestionable, rara vez invitan a volver a sus películas. Pasado el golpe, nos resistimos a reaparecer en el lugar del crimen. La explicación fácil sería un verso de Eliot: “Human kind cannot bear very much reality”, el ser humano no puede soportar demasiada realidad. Siendo sincero, creo que tal explicación sería un autoengaño. Los grandes autores nos permean capa a capa, hilo a hilo, nos dejan un poso de silencio y reflexión, se asientan en el alma. Son mucho más que sus escenas de violencia, explícita o en elipsis espacial. Desencadenan en nosotros sentimientos insondables. Mientras que cineastas como Michael Haneke y Lars von Trier van directos al mentón; y, después de la resaca, pasan a ser recuerdo o artefacto intelectual; por algo su talento es de este mundo.

‘El Reverendo’ es una película estimable, con aciertos y alguna disonancia. Pero Paul Schrader, por quien siento un respeto genuino, es para mí un autor de vuelo limitado. En cierto modo, su cine acaba donde empieza el de los grandes.
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66 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El Jinete de un Apocalipsis
La iglesia se cierne sobre el plano, abrumadoramente.
Según como se mire, es una madre salvadora, o bien una boca del lobo que devora.
Todo depende de la persona.

'First Reformed' no se centra en un "por qué", sino en un "para qué".
Ahonda en esa parte oscura que todos tenemos, la que nos susurra a altas horas de la noche que nada merece la pena, y trata de comprenderla, antes que reprimirla como de costumbre.
El Reverendo Ernst Toller escribe un diario con ese fin, y cada frase es un puñal cargado contra su hábito, contra su estilo de vida, contra su propia razón de ser.

La realidad es que la primera iglesia de la región va a cumplir doscientos cincuenta años, sin que exista fervor religioso sosteniendo su legado.
Las cuatro personas asomando entre los impolutos bancos son la triste prueba de una época que ya no encuentra refugio en la fe, y solo pide milagros.
Será casualidad que Mary, como la madre de Jesús, fiel en estado de buena esperanza, le pida a Toller que hable con su marido Michael, para ver si escarba en sus ganas de vivir, buscándoles un nuevo sentido: no hace falta ni que la mirada del reverendo nos avise de que esta es una lucha de fe que no tiene armas para ganar.
No quedan salvaciones en la Iglesia First Reformed.

La posterior conversación con Michael es una espiral descendente hacia el infierno del "por qué": ¿por qué maltratamos el planeta y esperamos que nos siga cobijando? ¿por qué engañamos y robamos sin que el prójimo nos siga importando? ¿por qué buscamos un sentido que nunca vamos a acabar encontrando?
Toller, quizá por primera vez en su carrera, no puede seguir esas preguntas con un "para que...", y eso probablemente sea lo más terrorífico de todo su camino.
El tener que prodigar una fe caducada, anclada en esperanzas que no han echado raíces, a fieles que se agarran a cualquier migaja de buen sentimiento, mientras que los poderosos, los que de verdad saben, controlan la intensidad y el precio de su tormento.

De repente, todas las formalidades, los postulados de la fe, no sirven, y se sienten tan limitadores como esa dirección precisa y enfocada, concebida en una sucesión de marcos de cámara que tienen difícil escapatoria.
Lenta e inexorablemente, todos los elementos conspiran para empujar a Toller en su sagrada misión: empresas corruptas, celebraciones inanes, juventudes ciegas y sacerdotes censores apuntan a un Apocalipsis agonizante que el Reverendo solo puede apresurar en su infinita misericordia, transformando así una fe que, tras doscientos cincuenta años de existir, debería poder dar más a quienes lo pidan.
Todo sea para que esa dulce y angelical Mary pueda traer su hijo a un mundo que merezca la pena, uno libre de influencias marchitas y poblado por gente que, como ella, hace todos los "por qué" y "para qué" más soportables.

Tal vez la fe no pueda perderse, tal vez nunca se pierda.
Pero resistir que nos abrace, se desvanezca y vuelva parece el justo peaje de todos los que buscan sanar con ella.
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29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de El Reverendo por Cinemagavia
*La “B” Francesa: Crisis de fe, de la introspección a la destrucción

Todo aquel que indague un poco acerca de la obra de Schrader, sabrá que el guionista y director siempre ha sentido predilección por el cineasta francés, Robert Bresson (1901-1999), hasta el punto de reconocer que “plagió” el final del que para él es una de las obras cumbres del cine francés, “El Carterista/Pickpocket” (1959) , tanto en “American Gigoló” (1980) como en “Posibilidad de Escape/Light Sleeper” (1992), del que él denominó “cine trascendental” en su tesis acerca del “Estilo Trascendental” (1972), actualmente imposible de encontrar.

Por ello no me sorprende que en El Reverendo/First Reformed haya vuelto a beber de otra de las obras claves de Bresson, “Diario de un cura rural” (1951): un joven cura que llega a una pequeña población para hacerse cargo de la parroquia, en donde nadie parece tenerle especial estima. Toller (Ethan Hawke) es un ex capellán militar, que tras el fallecimiento de su hijo decide hacerse cargo de la pequeña iglesia First Reformed; a donde apenas asiste nadie y cumpliendo más una función turística que religiosa.

Al igual que este joven cura francés, el padre Toller también inicia sus experiencias en un diario tratando de combatir la marcada crisis de fe que padece, así como de su enfermedad estomacal y de un sentimiento de culpa ante la muerte de alguien a quien pudo auxiliar espiritualmente (exactamente igual que en el caso bressoniano). Con la clara distinción de que las preocupaciones de Schrader, de formación calvinista, están más ligadas a la corrupción institucional de la iglesia y sobre el inminente apocalipsis climático del que Toller despierta cual divina llamada de urgencia para enfrentar la codicia y la ruindad del ser humano.

El conflicto en ambos casos es interno y lleva a la reconciliación con Dios; Bresson habla de claudicación, Schrader muestra la vía extremista y destructiva.

*La “B” Sueca: Hastío existencial, de la devoción y del amor

La otra cara de la moneda estaría en “Los Comulgantes/The Communicants” (1963) de Ingmar Bergman, otro cineasta clave en su tratamiento de la espiritualidad y del que es inevitable hacer mención, debido a que su protagonista es parejo a Toller en muchos sentidos: desprecia a su pareja afectiva, una profesora (igual que Toller con la profesora de canto), en donde Bergman es más poético, Schrader es más directo: “Te Desprecio”. Le dice repetidas veces Toller al personaje en cuestión, harto de la lástima y del amor que ella siente y espera de él.

En el caso sueco, el protagonista asimismo padece dudas de fe ligadas a una existencia que considera carente de sentido, debido a que no puede salvar a todas las almas, el rito litúrgico en sí le parece una parafernalia absurda, así como el hecho de que sus pocos feligreses esperen que de su boca emanen palabras que den solución a todos sus problemas. Toller se encuentra en una circunstancia cuanto más similar, además de considerarse títere de los intereses eclesiásticos y políticos de la ciudad; mermando de esta forma su devoción y acrecentando su frustración y su rabia contra la infamia que se ve obligado a respirar cada día.

*Conclusión

Schrader ofrece una película potente, sobria (tanto en la puesta en escena, como en el formato), de gran madurez directiva, bellamente fotografiada, hasta cierto punto polémica y reflexiva en su totalidad. No es una película fácil de ver, el ritmo es lento, es cine contemplativo, quizás uno de los últimos ejemplos que veamos de esta manera de narrar audiovisualmente. El reparto de El Reverendo está muy comprometido, hay una gran química entre Hawke y Amanda Seyfried; especialmente hago mención en el rol protagonista del primero, creo que es un personaje complejo de abordar y me sorprende y agrada al mismo tiempo ver que un actor (al que siempre doy una de cal y una de arena), ofrezca un trabajo tan portentoso y que sea de lo mejor en su carrera a nivel interpretativo: está de Óscar.

Escrito por Álvaro Panadero Jiménez
https://cinemagavia.es/critica-el-reverendo-pelicula/
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27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Si somos una creación de Dios hecho a su imagen y semejanza. ¿Qué dice esto de nuestro creador.. ?
Si Ingmar Bergman estuviera vivo, probablemente se moriría en paz(de nuevo) después de ver esta película, una suerte de "Los Comulgantes" rodada en la actualidad y con la misma austeridad que la obra del célebre realizador sueco. Aunque Paul Schrader mantiene, aún, un halo de esperanza para con la humanidad, todo hay que decirlo; Estamos, sin duda, ante una de las obras más misantrópicas y desesperanzadas que haya salido en el último lustre.

Schrader se adentra en los abismos de la condición humana para crear una obra de una ferocidad incontestable. El director no hace concesiones y nos muestra el infierno creado por nuestra mera existencia, con una interpretación más que convincente por parte de Ethan Hawk y una banda sonora fascinantemente malrollista.

Pero no todo es pesimismo y odio en este largometraje, también hay un ligero aprecio por eso que nos hace ser humanos; Los sentimientos. En particular la escena en la que Mary y Toller "practican yoga", una escena preciosa, efímera y maravillosamente abrumadora, en una obra envuelta por la más crítica negatividad.



Es innegable decir que es una de las propuestas más interesantes del 2017 que pasaran sin pena ni gloria por nuestros cines(y encima con un año de retraso).
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21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Luz de invierno
Paul Schrader demuestra con First reformed su genio creativo una vez más. Siendo el guionista de Taxi driver, creó de uno de los personajes atormentados más icónicos de la historia del cine. Una losa demasiado grande para que el gran público se interesase por el resto de su filmografía como director, relegada a un grupo reducido pero fiel de seguidores. Cineasta de técnica irreprochable y con mayores inquietudes artísticas de lo que las distribuidoras pueden llegar a soportar, su obra se ha visto en infinidad de ocasiones relegada a pocas salas de cine. Escandaloso es el hecho que esta película en concreto, estrenada en la Mostra del año pasado, pese a un grueso de críticas entusiastas en los EE.UU, haya sido relegada a un estreno en DVD en Francia. Seguramente un sujeto peliagudo y una trama tan polémica hayan provocado que ningún distribuidor se atreviera a apostar ella.

Es imposible como espectador ver First reformed desenvolverse poco a poco ante nuestros ojos sin pensar en Los comulgantes de Bergman. Ambas obras guardan un enorme parecido. En el clásico sueco, un pastor protestante se veía sacudido por el temor al holocausto nuclear de uno de sus fieles. En la libre adaptación de Schrader, el temor tiene su origen en la catástrofe ecologista próxima, consecuencia de la superpoblación global. En ambos casos los eventos que rodean a las confidencias de los creyentes al protagonista, desembocan en una lucha interna cuyas consecuencias se convierten en el peso de ambas películas. Pero allí donde la obra maestra de Bergman se limitaba más a un conflicto introspectivo, Schrader expande el tormento de su protagonista transformándolo en amenaza colectiva, exactamente lo mismo que hizo con la figura de Travis en Taxi driver: el tormento individual como creación de terroristas en potencia.

First reformed es una olla a presión que se va calentando hasta que rompe a hervir. La austeridad y la frialdad de una puesta en escena estudiada al detalle van fraguando un clima desasosegante que Schrader sabe mantener. El formato de 35mm hace de cada encuadre una foto perfecta; la ausencia de banda sonora remarca la tensión en los momentos más inquietantes; estos son el descubrimiento en la nieve o la escena final antes de la misa. Aparte, los escasos momentos que cuentan con unas notas musicales, sorprenden por su contundencia: hay un cóctel peligroso que se prepara en primer plano que inquieta por su contenido y ya a otro nivel tenemos la escena más importante de la película, la de la meditación.
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ausencia de fe
Esta obra de Paul Schrader contiene varios elementos fácilmente identificables, por un lado el sufrimiento y la agonía existencial de su protagonista, que después de un suceso traumatico cómo la muerte de su hijo, ya no tiene un lugar en el mundo, y como pasaba con Travis Bickle (Taxi Driver, también escrita por Paul Schrader) al regresar de la guerra, entra en una espiral de autodestrucción que parece no tener remedio.

Por otro lado, su gran fuente de inspiración es Los Comulgantes de Ingmar Bergman, situando a su protagonista cómo miembro de la iglesia y utilizando personajes, situaciones y diálogos de ésta, aunque trasladandola a la época actual.

Ambas obras, tanto Taxi Driver cómo Los Comulgantes, son magníficas y logran mostrar un profundo vacío existencial y un gran sufrimiento con brillantez.

El reverendo en ningún momento alcanza esas metas, su realización austera, carente de banda sonora y con planos largos y distantes, en lugar de reforzar las sensaciones que pretendía, cae en el tedio y la falta de convicción. En conjunto parece estar hecha de forma apresurada sin cuidar los detalles y sin invitarnos más que en la superficie a seguir el camino y la transición de su protagonista, y sin llegar a tener la profundidad suficiente para llegar a cada persona de un modo que no resulte vacío o artificial.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Estropeada
Buena fotografía. Todo de una blancura perfecta. Muy bien Hawke y todos los demás. Algo molesto tanta voz en off pero lo aguanto.
Bien las angustias del reverendo, un poco copia de Bergman, que calma con too much whisky. Pero nos enteramos poco a poco de qué se trata en realidad, de una manera muy obvia, del cambio climático.
Y paso por eso porque lo que se está haciendo a la Tierra es de traca.
Pero de pronto veo como la viudita y el reverendo levitan y se dan un paseo por el cosmos. Y entonces pienso que a Schrader se le ha ido la olla. Y la sigo viendo por aquello de acabar lo que se empieza, pero poco más.
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17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las dudas existenciales de un párroco neoyorquino
El veterano Paul Schrader nos presenta su nuevo proyecto, en lo que es una película menos accesible que sus anteriores trabajos, pero que es una de sus mejores proyectos como director, después de varias décadas en donde su cine se ha perdido con películas de limitada calidad, pero que tuvieron un éxito relativo de taquilla. Después de unos inicios en donde sus grandes logros llegaron por su labor como guionista, en dos películas de Martin Scorsese, un cineasta de su misma generación y para el que escribió los textos de " Taxi driver ( 1976 ) " y " Toro salvaje ( 1980 ) ". En esta ocasión el director norteamericano ha sacado adelante uno de sus mejores películas, junto a la excelente " Aflicción ( 1997 ) ", en una historia que en el fondo es una crítica al sistema religioso que tanto sufrió cuando era un adolescente por las estrictas creencias calvinistas de su padre.

La historia se desarrolla en una pequeña localidad en el estado de Nueva York y tiene como protagonista al reverendo Ernst, interpretado bastante bien por Ethan Hawke, que vive una vida tranquila y monótona, hasta que un día Mary, una de sus feligresas le pide ayuda, y a partir de aquí lo que estaba siendo una película sencilla de seguir y que describía a ritmo pausado y sin muchos giros esa vida diaria de este párroco se transforma en una película con elementos surrealistas y con alguna situación sorprendente, que dejará con la boca abierta a algunos espectadores, pero que aburrirá a otros por ser una propuesta difícil de clasificar y dirigida sobre todo a unos cinéfilos determinados que buscan un cine poco convencional. A nivel personal la propuesta mejora según pasan los minutos, y aunque reconozco que se alarga en exceso me convenció el desenlace lo que, unido al interés personal en esa segunda mitad, me hizo salir con un buen sabor de boca de la proyección.

Ethan Hawke está bastante bien como el reverendo protagonista y tiene un cambio de registro desde esa primera mitad en donde parece aburrido y siempre poniendo la misma cara hasta la segunda mitad con escenas dramáticas en donde está bastante bien.
Completan el reparto Amanda Seyfreid que está bien como Mary, la mujer embarazada que acude a Toller para pedirle ayuda, Philip Ettinger como Michael el marido de Mary, y sorprende el buen trabajo del cómico Cedric the Entertainer en un papel más serio y de gran importancia en la película.
La dirección de fotografía de Alexander Dynan destaca por ncima del resto de aspectos técnicos o artísticos, y en esta ocasión la película rodada en un formato de pantalla reducido ( podría ser 4:3 ), lo que aumenta la sensación de opresión, y muchos planos fijos muy bien filmados. Además se juega bastante bien con las luces creando unas bellas imágenes en escenas de exteriores.
Una gran película llena de sorpresas, y que puede gustar a los mimos que les encantó " A ghost story ", por poner un ejemplo de una película con la que encuentro mucha relación a nivel estético y en la manera de rodar y de contarnos una historia bastante intimista. Soy defensor de esta película, aunque no es fácil de recomendar.

LO MEJOR: La fotografía y la dirección de Schrader.
LO PEOR: Algunas situaciones no están bien desarrolladas.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
LÍQUIDO SÓLIDO.
Ethan Hawke, resulta muy creíble en ella. Su papel bien construido e interpretado con la sencillez y profundidad requerida por el personaje.

La historia no es muy atractiva, ni su desarrollo, ni las secuencias que entrega que más parecen descartes, como si el montaje se hubiera realizado de manera equivocada, utilizando el material desechado para su edición.

Me gustan las películas con mensaje, sea este cual sea, y aunque no lo comparta, respeto todo aquello que intentan trasladar, siempre que me entretenga.

Lamentablemente, no es el caso.
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19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Exquisita reflexión sobre la angustia emocional para los que aún se siguen cuestionando las cosas
Aunque cada plano y escrito del diario de Toller sea un poco más extenso de la cuenta, estamos ante el 'Taxi Driver' actualizado. Con la misma rabia y frialdad, pero esta vez desde la vertiente religiosa, crítico con el inminente cambio climático y con un final aún más desconcertante.
¿Qué importancia tienen nuestras decisiones? ¿Dios nos perdonará?
Exquisita reflexión sobre la angustia emocional para los que aún se siguen cuestionando las cosas.

La podéis ver en D'A Film Festival Barcelona el 06/05/2018 - 17:00 en el Aribau Club 1
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Cambio climático doble.
Con una personalidad torturada y matizado por un fondo de alegato medio ambiental sobre el apocalíptico cambio climático se desenvuelve esta parsimoniosa obra, en donde su eje principal el cambio climático es una metáfora, una muestra de lo desencantado que es el cine contemporáneo.
El reverendo es un paladín de la filosofía neutra, llena momentos con la monotonía que gusta tanto a los cinéfilos actuales, pero que es el "Mu" de la nada.
Claro que con el redundante título del film no es para esperarse un thriller rebosante de acción, ni nada semejante, pero al menos pretendes encontrarte con un argumento medianamente decente. No una infumable historia de castillos en el aire. Lo único positivo y dignificante es el trabajo de los actores, y en especial de su estrella principal Ethan Hawke, magnífico en el papel.
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15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Crisis de fe
Con un presupuesto muy pequeño (3,5 millones) y un rodaje de 20 días, Paul Schrader que tuvo una educación religiosa calvinista estricta, unas obsesiones sobre la fe que han estado presente en numerosos films y guiones (Hardcore, Touch, Aflicción, El beso de la Pantera) . Vuelve a contar una historia que según él tiene bastantes conexiones con unos de sus primeros guiones que fue "Taxi Driver".

Un buen drama con muchos conflictos filosóficos que se aleja un poco a lo que nos tiene acostumbrados el director, está rodada en 4,3 con escenas largas y tranquilas lo que queda estupendo para mostrarnos unos personajes un tanto obsesionados por el cambio climático y el futuro de la humanidad.

Ethan Hawke se convierte en el reverendo Toller, que con su inexpresividad característica hace un buen papel, seguido de Amanda Seyfried que estaba embarazada durante el rodaje, el esposo de Mary, Michael (Philip Ettinger) es un ecologista radical, fue recientemente liberado de una cárcel canadiense, donde fue detenido por acciones relacionadas con su activismo político y que se plantea si es buena idea traer a un niño a este mundo.

Es un remake actualizado de la película francesa de 1951 "Diario de un cura rural" de Robert Bresson en la  un joven sacerdote con una grave enfermedad llegaba a una pequeña localidad del norte de Francia, donde se hacía cargo de su primera parroquia.  Convencido de que había fracasado como pastor, sufría una profunda crisis de fe. Estaba basada en una novela de Georges Bernanos, Schraeder toma como base la historia y le añade diversas tramas paralelas.

La película es lenta pero muy interesante, con algún giro bastante bueno y una buena carga emocional, que pudo verse en el último festival de Venecia a concurso.
Destino Arrakis.com
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
El sufrimiento existencial, expuesto sin enjundia.
De esta película me gusta el final (¿es lo que da sentido a todo, verdad?), me gusta Ethan Hawke y su impoluto aspecto, hasta en los momentos íntimos de cotidianeidad.

¿El problema? No empatizo con el dilema moral, no me parece que se amolde con naturalidad a la atmósfera eclesiástica del filme; el desarrollo es plomizo y poco definido, no suscita emoción. Las reflexiones en voz en off tampoco dejan poso, dan la impresión de que son aleatorias, siento que no conecto con ellas al igual que tampoco con el resto de un filme que mientras lo visualizas no logras captar del todo la esencia de la torturada naturaleza de Hawke. El análisis psicológico resulta parco, las escenas no dan la sensación de tener relevancia específica en el relato.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Una obra maestra... ¿en serio?
Ok, entonces yo entiendo que esta es literalmente una obra maestra tanto para Ethan como para Schrader pero, honestamente, este film es por de más ABURRIDO.

Son largos minutos esperando y esperando a que algo que nos emocione y que no sea tan dolorosamente predecible pero, honestamente NUNCA LLEGA.

El film busca ser un poco alegórico en cuanto a los tópicos que aborda pero ciertamente nada nunca sucede y es decepcionante ya que considero que fue una oportunidad perdida para el director. La actuación de Ethan -como siempre- es extraordinaria pero la historia en sí es terrible.

Ni siquiera pueda decirse que un cliché, no puede decirse que le falta emoción, simplemente se deja ver un punto de vista vago y difícil de seguir.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Es como una locura total
La verdad es que no es un director que me guste, es cierto, pero es que no me gusta porque se lo gana a pulso. Entiendo que haya gente a la que le guste mucho, pero su cine es muy especial, y a mí no me gusta. Tiene un tempo especialmente lento, pero es un tempo que no le va a esta película. No creo que tenga un guion tan especial, ya hay muchos guiones sobre el cambio climático, y seguramente mejores. Y no entiendo esos finales que parece que se han cansado de montar. Menos me gustan las paranoias mentales que se hace.

Una cosa muy característica y fea de esta película, es la forma de poner la cámara. Le hago un párrafo aposta porque me parece muy característico de la película. Aparte de estar hecha en un formato horrible. Pero es que no dice nada, aparte de aburrir esa puesta en escena y esa posición de la cámara.

Los actores están bien, si te los crees, están un poco como el resto, paranoicos.

La iluminación es muy fea. Además de no meterte en la película y no contarte nada es especialmente fea.

El director no me gusta, está claro. Pero es que para mi gusto, no tiene ningún departamento bien dirigido. Me aburre mucho, si no estuviese nominada, no la habría terminado de ver.

Llegará a verse por la nominación, si no, no la vería nadie, estoy convencido
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10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Cordura frente a locura
Dos personas heridas por la pérdida de seres queridos en circunstancias particularmente sobrecogedoras, es el hilo conductor de este drama seco, áspero, que no da concesión alguna al espectador, en el que el director Paul Schrader firma, de largo, su mejor película hasta la fecha.
Ethan Hawke interpreta con su solvencia habitual, a un pastor que tras la pérdida de su hijo en Irak ha visto como su vida se desmorona, se derrumba ante sus pies e intenta encontrarse a sí mismo como pastor en una nueva congregación.
No es fácil entender desde Europa la relación que entablan el pastor y una joven, a la que da vida Amanda Seyfried, que también ha perdido a su marido en trágicas condiciones. Al fin y al cabo, por muchas jornadas de la juventud, de las familias y demás actos promovidos por diferentes iglesias, Europa es cada vez un continente más laico. No ocurre lo mismo en Estados Unidos, dónde la presencia de la religión es mucho mayor, tanto en la esfera personal como en el ámbito público. Aquella nación floreció bajo un lema que ha quedado grabado en piedra: “libertad religiosa”, déjenme practicar mi religión sin interferencias de nada ni nadie, estado incluido.
Las conversaciones entre el pastor y su feligresa muestran el dolor de aquellos que se preguntan si pudieron hacer algo más por salvar a sus seres queridos, reflexiones vitales que transmiten su angustia, su melancolía, de cierta claustrofobia espiritual.
En el país del capitalismo, dónde particulares, fundaciones, empresas y todo tipo de asociaciones contribuyen generosamente con las diferentes iglesias, el protagonista parece encontrar cierto desencanto en esta privatización encubierta de Dios. Su toma de conciencia política ante el futuro sombrío del planeta, con el cambio climático como telón de fondo, y el futuro que encontrarán las nuevas generaciones le mueven a posiciones cada vez más extremistas, mientras convive con sus propios demonios personales, a los que no ayudan a aplacar un futuro personal también incierto.
El final de la cinta no me deja indiferente, es delgada la línea que separa al cuerdo del loco, del bien y del mal. No cabe duda, la mente humana es, en ocasiones, indescifrable.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El pastor suicida
Paul Schrader nos vuelve a regalar otra joya a la altura de su aclamado guion en ''Taxi driver'', y es que el protagonista de está cinta no puede evitar recordarnos a ese taxista condenado por el mundo de sus propios pensamientos que busca sin éxito un poco de justicia entre una espiral de locura y auto destrucción.
Lo que separa a un santo de un demonio es esa delgada línea llamada realidad. El reverendo Toller lo sabe y ha estado caminando bajo la cuerda floja desde que su hijo murió. La culpa, los remordimientos y la falta de esperanza lo acechan desde hace tiempo, pero no es una presa fácil de atrapar.
Ha encontrado en la nueva iglesia reformada un camino mediante el que consigue redimirse. Sin embargo, su senda se verá nuevamente truncada al conocer a Michael, un joven activista atormentado por el cambio climático y la contaminación, cuya mujer acudirá a Toller en busca de respuestas que le permitan ayudar a su marido.

Fe y destrucción, naturaleza y muerte, cordura y locura, creación y caos.
Todos estos conceptos se mezclan en una cinta donde se nos pregunta si de verdad somos una plaga que está destrozando el mundo que habita.
Porque la conexión que se establece entre Toller y Michael hará que los cimientos de la fe de este se tambaleen y que descubra una nueva capa de realidad que lo desconecte de sus creencias y lo vincule así mismo, como nunca antes lo había hecho.

Y Mary, la mujer de Michael actuará como único remedio capaz de dulcificar con su mera existencia la misantropía y la ira muda que sufre en secreto Toller.


Porque al final los que nos salvan de la locura de vernos reflejados en el mal del mundo que hemos creado son esos espíritus que aún siguen reclamando la bondad humana, por pequeña que está sea.



Acudí al cine a verla con grandes expectativas.
Las ha cumplido con mérito. Altamente recomendable para todos los que busquen seguir la pista del creador del inolvidable Travis Bickle.
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10
SOLO EL AMOR NOS SALVARÁ DEL FIN DEL MUNDO
EL REVERENDO aka FIRST REFORMED es la mejor película del año.
Tengo que madurarla en mi memoria, pero así de entrada diría que se sitúa incluso por encima de GOOD TIME, THE FLORIDA PROJECT, EL HILO INVISIBLE y THE RIDER.
Se trata de una humilde película importantísima, realmente revelante. Una película desesperada, de un pesimismo radical, una atormentada película romántica sobre los albores del fin de la humanidad a través del implacable retrato de un cura en crisis de fe.
Una película seca, rotunda, prodigiosa, digna de un genio.
En tiempos de realización de cámara al hombro, de cercanía de rostros y de desenfoques naturalistas, EL REVERENDO tiene un valor cinematográfico impagable, con sus imágenes estáticas, con su vuelta a la composición del encuadre. Esto último puede parecer un detalle superficial, pero no lo es pues la forma, en este caso, es todo un manifiesto artístico y sociológico.
La mejor película de SCHRADER desde AFLICCIÓN.
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7
La desolación
Personalmente, soy partidario de valorar el último trabajo de Paul Schrader por su capacidad evocadora antes que por su discurso. Las reflexiones que Toller escribe en su diario, de noche, en una de las solitarias habitaciones de su parroquia, me inquietan más por la sincera desolación de su pronuncia (voz en off mediante) que por el contenido en sí. Su conversación con Mary, una cristiana practicante preocupada por la perdida de fe de su marido, mantiene despierto mi interés por el gélido comportamiento de los personajes y por ser un brillante retrato de caracteres más que por el desolador panorama que sugieren las palabras de ambos personajes. En ese sentido, El reverendo es una película casi sensorial. Y curiosamente, tanto las frías calles por las que divaga el reverendo como el edificio en el que reside, no dejan de desprender cierta calidez. Una calidez que, lejos de desentonar con el tono desencantado de la película, acoge al espectador en los melancólicos brazos de una seductora desesperación.

El evidente contraste que hay entre esta calidez de los espacios y la fría narrativa de su autor es una de las extrañas bellezas del trabajo que nos ocupa. Porque, fiel a su estilo, el guionista de Taxi Driver jamás olvida mantener las distancias. De este modo, las escenas de extrema violencia encajan sin problemas con la plana cotidianidad de Toller. Al parecer, la confirmación inequívoca de que nuestro mundo tiene los días contados es tan solo un detonante, escogido al azar, para que dicho personaje asuma definitivamente el sin sentido de su existencia. El descubrimiento del cuerpo exánime de un conocido, cráneo esparcido por la nieve junto al arma presumiblemente responsable del estropicio, no es más que un nuevo episodio de una rutina sumida en la desolación. Al fin y al cabo, estamos ante un individuo ahogado en la violencia: la violencia de su pasado, la violencia de un mundo que se va al traste, la violencia de una iglesia que responde a las demandas comerciales antes que a la solidaridad y, finalmente, la violencia de una imparable, asfixiante e imperdonable pérdida de fe.

Aun así, Schrader no llega a despojarse de la esperanza. Tampoco del fatalismo. Al parecer, el director nos sitúa en un escenario plagado de estímulos catastróficos pero que no carece, a pesar de todo, de un porvenir alternativo, lleno de belleza. Lo vemos, por ejemplo, en el tempo pausado de la película. Éste divaga entre la desolación y la ternura; como si el conductor del relato allanara el terreno por el que Toller está a punto de pasar, mostrándole la realidad tal y como es pero sin agredirle, confiando en que su cordura logrará, tarde o temprano, imponer la serenidad. Un sólido laberinto de sarzas, precioso de contemplar, siempre que uno aprenda a caminar (eternamente) a través suyo. Lo vemos también en el decisivo imprevisto que impide al protagonista completar su “misión”: un pequeño (pero importante) estímulo de felicidad que merodea a su alrededor durante toda la película, y al que él, tentado por las dulces garras del pesimismo, trata de ignorar... hasta serle imposible. Una bonita forma de sugerir que, en cierto modo, la esperanza es tan inevitable como el fatalismo.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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