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Roma contra Roma (1964)

Roma contra Roma
98 min.
4,4
31
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
En la guerra entre Roma y Armenia, el brujo Aderbab crea un ejército de fantasmas, haciendo uso de sus conocimientos de magia negra. El centurión romano Gaius será enviado por Roma para investigar el caso y enfrentarse a ellos. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Acción Fantástico Histórico Antigua Roma Fantasmas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Roma contro Roma
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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5
¡QUÉ ASTUTOS, LOS ROMANOS! NOS DIERON FANTASMA POR ZOMBIE...
Siendo un acérrimo de los mal catalogados «péplums» («aventuras históricas de ficción»), y habiéndome encontrado con algo similar en mi tierna juventud en «Maciste all’inferno» (1962), de Riccardo Freda, me sorprendió con extrañeza y raro sabor, el encontrar esta «rara avis», dirigida por Giuseppe Vari en 1964. Por estos años culminó el género de «capa, espada y sandalias», que había sido el producto estrella para la internacionalización del cine italiano, y del que se llegaron a producir películas entre diversos países como Francia, España, Italia, Alemania y el Reino Unido, que aportaba a conocidas estrellas de sus escenarios. Sin embargo, el formato llegaba a su fin, para ser sustituido paulatinamente por los no menos famosos «spaghetti western», muchos de ellos rodados en España, y de los que el director Sergio Leone fue un gran exponente, y que precisamente debutó en 1959, sustituyendo a Mario Bonard en la realización de «Gli Ultimi Giorni di Pompeii».

Se trata de una cinta que fusiona el terror gótico con las «de romanos». La historia se sitúa en unas inciertas e inespecíficas coordenadas espacio-temporales, dentro del contexto de la época del Imperio Romano, aunque adivinamos una intencionada figuración en un lugar de cultura helénica-oriental, con tintes de caracterización (tal y como se hacía antes, claro), de los andurriales por donde merodeaban los bárbaros; en síntesis, una localización que combina varios puntos fronterizos de los antiguos dominios de los césares.

En el argumento se introducen sincretismos culturales y religiosos que abarcan desde el Norte de África, pasando por Egipto, hasta los confines de la inalcanzable Mesopotamia.

En este contexto se desarrolla la clásica estructura dramática de un relato de aventuras ambientado en el crisol de las antiguas civilizaciones, con intrigas, amoríos, pasiones no correspondidas, traiciones… tópicos de los que se insufla de dinamismo a las también clásicas y obligadas secuencias, en esta clase de películas, de escaramuzas, batallas y peleas.

En «Roma contro Roma» (aka, «The War of Zombies» en los Estados Unidos, lo que generó en su día, y todavía hoy para el «cine-arqueólogo» incauto, una falsa expectativa en lo que respecta a los monstruos de turno que se puedan encontrar en esta cinta), tenemos una mezcla de pastel romántico, misión de héroe enviado por el Senado de Roma, con todas las peripecias que ello conllevará, sazonadas por elementos esotéricos y sobrenaturales, más en el terreno de lo fantástico que del terror, que envolverán las motivaciones y acciones de los personajes, y en conjunto todo el argumento de la cinta, en la que hallaremos una sólida sub-trama en el «bando de los villanos», a la cabeza de los cuales estará el malvado sacerdote Adherbad, interpretado por el mítico John Drew Barrymore (el más, y se podría decir que único, conocido actor de todo el elenco), consagrado al culto de una bastante chunga diosa ficticia, de cinco ojos, hija de Osiris (según reza el cuento que nos ocupa).

De la factura técnica, cabe destacar la sólida partitura de Roberto Nicolosi, quién también escribió la música para «La Maschera del demonio» (1960), «Gli Invasori» (1961), «I tre volti della paura» (1963), entre otras películas, varias de las cuales se encuentran en el género de las históricas, como «La Bataglia di Marathona» (1959). Prolífico compositor que destacó tanto en el campo de la música clásica académica y el «jazz-band», Nicolosi se prodiga en demostrarnos sus conocimientos en el uso de técnicas de instrumentación sinfónica y electrónica de la época, sabiendo dibujar con el preciso recurso requerido, desde los momentos más épicos (con el despliegue del «tutti» orquestal, destacando los metales), hasta los más siniestros (con la experimentación de timbres y tonalidades), pasando por los más expresivos y románticos, en los que nada tiene que envidiar a una serenata de los románticos clásicos, para cuerdas, llenos de cromatismos y contrapuntos que realzan y acompañan las emociones, que a duras penas manifiestan unos protagonistas constreñidos por un guion parco en creatividad y soltura.

Dentro de la particular visión de la época, en lo que se refiere a la caracterización de espacios y personajes, la producción se esforzó por lograr un aspecto visual que capturara tanto el realismo histórico como el horror fantástico. Los maquillajes y los vestuarios son del tipo que podemos esperar de una cinta del estilo, en los 60, sin llegar a los ambiciosos rangos de las superproducciones de la época, pero de inusitada corrección, acorde al limitado presupuesto con el que se contaría.

Los efectos especiales resultan bastante deficientes, aún por los años en los que se podían permitir algo más elaborado; el ejército de «zombies» romanos, habría sido caracterizado con más acierto si se hubiera hecho con maquillaje (aunque caro habría salido en escenas de multitudes, como en la de la batalla final), que no intentar técnicas de superposición fotográfica. En general, el trabajo de Ubaldo Terzano es la parte paupérrima de la factura. Hasta el punto de que el ejército de «no muertos» (o «muertos revividos», mejor dicho sería), parece más de fantasmas que de «zombies» propiamente dichos. Idea que después veremos en películas como «Army of Darkness» (aka «Evil Dead 3») (1992), de la loca saga dirigida por Sam Reimi; «The Lord of Rings: The Two Towers» (2002), de Peter Jackson; o las no menos conocidas turbas guerreras de la saga de «Pirates of the Caribbean» (2003 – 2017).

Lo mejor (o menos malo) de esta aleación experimental de cine de terror «light» con epopeya de época, es la capacidad de Vari para crear atmósfera, y saber exprimir y sacar jugo de las pocas localizaciones o escenarios de los que dispone: los interiores de la villa del gobernador de la imaginaria provincia a dónde va el héroe protagonista; las entrañas de las cavernas que sirven de templo y guarida a la diosa de cinco ojos,
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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