Honolulú (1939)

Honolulu es un musical MGM de tercera división, dirigido por el estajanovista Buzzell, eso que antes se llamaba un probo artesano, capaz de lidiar con cualquier tipo de género, aunque se le daba bien la comedia, sin alcanzar nunca cotas elevadas. Aquí, hay más comedia que musical, aunque Eleanor Powell (cuyos bonitos muslos se erigen sin el menor problema como el mejor valor de la película) se marca un par de números exóticos muy de la época. Robert Young, un actor siempre eficaz y elegante, roba la función sin despeinarse con su doble papel, mientras que en Gracie Allen descubrimos un clon de Gracita Morales, voz incluida (si hasta se llamaban igual, caramba), y George Burns compone un patán muy en la línea de Alfredo Landa. La duración es correcta, y durante un rato podemos permitirnos soñar en un mundo que sólo existió en el celuloide: la tontería está servida.