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El elemento del crimen (1984)

El elemento del crimen
103 min.
6,2
2.255
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Sinopsis
Fisher, un inspector de policía, regresa a El Cairo después de haber estado investigando un asesinato en Europa. Se encuentra en un estado de confusión que lo lleva a buscar la ayuda de un psicoterapeuta. Su objetivo es intentar reconstruir, por medio de la hipnosis, el crimen a partir de los datos que ha ido recopilando. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Crimen Surrealismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Dinamarca Dinamarca
Título original:
Forbrydelsens element (The Element of Crime)
Duración
103 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1984: Festival de Cannes: Premio Técnico
1985: Festival de cine fantástico de Avoriaz: Nominada a Grand Prix (Mejor película).
8
EL CRIMEN COMO LABERINTO
1) Nada más empezar, el relato se adentra en una conciencia hipnotizada donde se funden los polos entre los que oscilará el argumento: la trama objetiva, protagonizada por el policía Fisher, y su mundo interior, cuyo nivel subconsciente es representado con abundantes recursos. El psiquiatra egipcio, guiando con su voz ‘en off’ el flujo mental, intentará descubrir durante la regresión eso doloroso y traumático que sucedió en Europa.

Para el caso que se le encargó, Fisher contactó con Osborne, su viejo maestro, autor del tratado “El elemento del crimen”, que propugna un método basado en el estudio psicológico de cada criminal para conocer sus pautas y anticipar sus pasos, método contrapuesto al del jefe Kramer, tradicional y severo, fuertemente satirizado.

El caso en cuestión, los crímenes de la lotería, es el de Harry Grey, asesino serial de niñas. Basándose en el método Osborne, Fisher se sumerge a fondo en el seguimiento de las pistas, a lo largo de un mundo siempre nocturno.
Claro, que la mente de un asesino no es precisamente neutra, y afecta a quien la estudia…

2) La estética acusadamente experimental del film es su rasgo más característico. El joven Von Trier pone en el primer largometraje todo su talento y su ímpetu innovador. Los ciento veintitantos planos, una sucesión de imágenes hipnagógicas, están prefigurados en riguroso story board. La fotografía (el director debe ser mencionado: Tom Elling) tiene tonalidad ambarina monocromática, con toques de color aislados, casi todos de azul en bombillas, neones, monitores. Crea una atmósfera densa y tenebrista, variante sensual y calurosa del B&N del “noir”.

La cámara se mueve a ritmo incesante por encuadres compuestos con criterio pictórico, y rompe las previsiones del espectador, desafiado por un espacio inusual y obligado a moverse él también, en busca de un suelo donde afirmarse. No se le facilitará.

Se ha señalado la influencia del expresionismo alemán pero la huella mayor es de Tarkovski. Agua, fuego, aire y tierra, los cuatro elementos, dibujan el del crimen.
El objetivo sigue al viento, las corrientes de aire. Se enfoca en un espejo del suelo e invierte las figuras. De forma recurrente pasan travellings cenitales, agua que corre por todas partes del paisaje ruinoso, cristales velados por brochazos blancos, papeles volantes, timbres telefónicos, lluvia y pasadizos, barro y fuego…

No es sólo un ejercicio experimental brillante sino la perturbadora indagación de un laberíntico tema borgiano: la confusión de las identidades antagónicas.

(Una nota personal en el spoiler)
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40 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cine negro de nueva generación
Von Trier filma una película totalmente asfixiante y cargada de creatividad visual. El espectador debe estar totalmente centrado para no perder el hilo de la historia, porque precisamente no se le da nada masticado.
El tratamiento de los espacios es sobrecogedor, no sabemos dónde nos encontramos porque todas las ciudades y hostales son igual de decandentes y la sociedad que plasma está marcada por la miseria y la corrupción de los valores. Sordidez de ambientes que se traslada a los personajes, puesto que el espacio es un personaje más: Europa (parece que al Danés le interesa marcar un retrato de la quiebra del viejo contiente, puesto que no se habla de ningún país en concreto, sino de Europa en general). Stanislavski estaría orgulloso de que su teoría interpretativa se filtrara al campo criminalista, pero seguro que no de sus resultados (tal y como los plasma Trier).
Una joya para curiosos y aquellos a los que no les importa perderse, tal y como hace el su protagonista, por los laberintos sombríos y color ámbar de una Europa que se cae a pedazos en todos los sentidos.

Atención a la poesía de la escena de los suicidas rapados. Brutal
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31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
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