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Cuatro moscas de terciopelo gris (1971)

Cuatro moscas de terciopelo gris
104 min.
6,0
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Disponible en:
free
Trailer (ITALIANO)
Sinopsis
Roberto, un joven músico que toca la batería en una banda de rock, se ve atrapado en una intriga criminal. Tras recibir extrañas llamadas telefónicas, se da cuenta de que un hombre lo sigue. Una noche, trata de hablar con su perseguidor, pero en la confusión que sigue lo apuñala sin querer. A pesar de que abandona inmediatamente el escenario del crimen, al día siguiente recibe inexplicablemente unas fotografías del homicidio. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Intriga Giallo Asesinos en serie
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Quatre mosche di velluto grigio
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
Filmando era un animal. A propósito de Dario Argento y “4 Mosche Di Velluto Grigio” (1971)
El director italiano Dario Argento asomó por el universo cinematográfico internacional a finales de los años sesenta, con una serie de thrillers con elementos de terror que acabaron de definir el subgénero conocido como giallo, cuyos fundamentos básicos habían sido expuestos anteriormente por otro cineasta italiano, Mario Bava.

Dueño de un estilo visual audaz y renovador en aquel tiempo, que recogía algunos guiños de Alfred Hitchcock para llevarlos a una dimensión enteramente nueva y esencialmente moderna (es innegable que el súbito aggiornamiento asumido por el cine de Hitchcok en Frenzy (1973) proviene del efecto que ejerció sobre él su propia obra, revisitada por cineastas jóvenes), Argento acentuó el pulso paranoide de sus thrillers a través de un uso tan sencillo como efectivo del montaje, y de un manejo magistral de la cámara subjetiva, que dejaría una marca estética recién llevada a otro nivel por John Carpenter en Halloween (1978).

Emergente de una década y una generación signada por transformaciones vertiginosas, Argento supo dar cuerpo a un trío de películas —su famosa “Trilogía de los Animales”— que combina la fuerza de la tradición heredada de sus maestros junto a una mirada lisérgica, enteramente nueva en lo visual, que rescataba, a veces de manera ingenua pero siempre cautivante, las propuestas visionarias del pop-art y el op-art, así como cierto espíritu swinging constituido básicamente por esa apertura a nuevos estados de conciencia que trajo de la mano la experimentación con sustancias psicodélicas. Esta búsqueda de nuevos parámetros estéticos lo llevó también a trabajar junto a Ennio Morricone en bandas de sonido compuestas por músicas enteramente atonales, únicamente alteradas por las melodías melancólicas y casi infantiles de sus temas centrales.

Estos primeros filmes de Argento no eran excepcionales, pero derrochaban creatividad y dejaban entrever su oficio a la hora de narrar con imágenes. Sus guiones eran flojos, las historias tenían multitud de baches lógicos, y sus actores no siempre estaban a la altura, pero todo esto no parecía importarle a un Argento que, con su peculiar manera de filmar y editar, se las ingeniaba para generar tensión e intriga asaltando simplemente los sentidos por fuera de toda verosimilitud requerida; un paso que bien le hubiera gustado dar a Hitchcock, eterno y confeso padecedor de la “esclavitud del guión”.

Para la época en que rodaba 4 Mosche Di Velluto Grigio (1971), Argento estaba en su mejor forma, y la película es prácticamente un muestrario de sus gestos desbordantes y operísticos, caóticos a veces, gratuitos en otras, pero siempre originales y renovadores. Su uso de la cámara subjetiva (impresionante en la escena del segundo asesinato) inauguraba una manera enteramente nueva de filmar en movimiento, llegando hasta el extremo de des-subjetivarla en un plano secuencia, pasando de plano detalle a plano general como quien cambia de mano un cigarrillo. Por otro lado, su particular manera de utilizar recursos visuales sencillos, le permitía filmar asesinatos como no se han visto otros en la historia del cine: no hay nada de gore en ellos, ni de crueldad extrema, nada que estremezca o sacuda visceralmente por desagradable. Más bien es todo lo contrario: mediante una combinación sutil de planos detalle y una maestría total en el pacing de la edición, Argento filmaba muertes y asesinatos que entrañan una belleza visual casi poética, más propia de la cinematografía romántica que del cine de terror. En íntima relación con este tratamiento, su manera de ligar aspectos de la historia mediante parpadeos fotográficos de flashbacks, las delirantes imágenes de los sueños premonitorios, y la música de Morricone, abstracta a veces, deliberadamente explícita, lánguida y sentimental en otras, contribuyen a lograr un clima onírico que sería posteriormente característico en casi todos los giallos, un género que sólo podría desarrollarse en Italia, tal vez el país con la mayor tradición en esto de hacer de la tristeza una de las cosas más bellas del mundo. La escena final en cámara lenta de 4 Mosche Di Velluto Grigio es una de las mejores muestras de este talento inusual para rodar la muerte de manera íntima, emotiva y sobrecogedora.

Claro que el tiempo pasó con más crueldad que sus asesinatos, y Argento comenzó a alejarse cada vez más de Hitchcok en todos los sentidos posibles: no generó un cuerpo de obra importante, no llegó a desarrollar un estilo definido, y sus filmes se fueron deshilachando paulatinamente, a medida que pasaba del thriller policíaco a lo sobrenatural y aumentaba en ellos el gore y las obviedades del slasher. Desafortunadamente, su irreverencia inicial fue abriéndole paso al conservadurismo, y la salvaje originalidad de sus primeros filmes fue languideciendo lentamente, hasta convertirse con el tiempo en una pesadilla mucho más ominosa que las de sus propias obras.


(Escrito originalmente para: http://laplumaenelojo.wordpress.com)
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Manos arriba, esto es un atraco
Floja. Sosa. Ridícula. Aburrida. Cuatro adjetivos como las cuatro moscas del título de este film.

Un montaje tosco, a saltos, atropellado y que aun por encima cercena las escenas con mayor carga dramática (bueno, lo de "carga dramática" es un decir).

Un protagonista cuya capacidad interpretativa rivaliza con la de un gato de escayola.

Personajes secundarios que aparecen y desaparecen de la pantalla sin motivo aparente y que nos dejan preguntas en los labios tales como "¿de dónde sale?", "¿por qué aparece?".

Personajes secundarios metidos a calzador. Uno de ellos, quizá el más interesante y curioso de todos, resulta ser estereotipado hasta el ridículo.

Detalles de la trama que no es que sea necesario explicarlos, es que habría sido necesario darles 10 vueltas más para poder encajarlos con un mínimo de sentido. Lo mismo con alguno de los personajes.

La explicación hitchcockiana final resulta una falta de respeto hacia el espectador.

Con estos mimbres Dario Argento perpetra un asalto a mano armada en el que nos roba 104 preciosos minutos de nuestras vidas, quedándonos con la sensación de que se ha reído de nosotros por ser tan pardillos de haber picado el anzuelo. Si bien en su momento este film pudo ser innovador, transgresor, etc... (aunque no es el primero que el director encuadraba dentro del "giallo") se ha quedado totalmente acartonado y rancio.

Las películas buenas, por mucho que pase el tiempo, lo siguen siendo. Y, por todos los motivos que he apuntando anteriormente, este largometraje ha envejecido peor que cualquier capítulo del "Equipo A". Ergo no puede ser un buen film.

(Sigo en los SPOILERS)
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
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