arrow

Lo dejo cuando quiera (2014)

Lo dejo cuando quiera
105 min.
6,0
383
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Sinopsis
Siete cerebros brillantes, licenciados de las carreras más complejas, pero sin trabajo, tienen una idea genial y, sobre todo, eficaz para combatir la crisis: producir y distribuir drogas sintéticas "legales". (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Crisis económica 2008 Trabajo/empleo Drogas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Smetto quando voglio
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2013: Premios David di Donatello: 12 nominaciones, incluyendo mejor película
6
Divertida Propuesta, pero Sabor a Déjà Vu
Cinta que en mi opinión va de más a menos, sobre un grupo de investigadores universitarios que a duras penas consiguen integrarse en un mercado laboral en el que hoy en día la alta cualificación representa más un hándicap que una ventaja. Probablemente ésta sea además la mayor cualidad de la cinta: tratar con buena dosis de humor la dificultad que encuentran los protagonistas para disimular sus atributos de personas instruidas, leídas y cultivadas a la hora de buscar empleos precarios mal pagados (o a veces ni eso), y como una vez que logran uno de estos trabajos de calidad más que dudosa no están dispuestos a renunciar a ellos por casi nada del mundo...¡con lo que les ha costado llegar hasta ahí! Además, el personaje del director de la tesis del principio me parece insuperable: sobre todo su insistencia en que en lo importante son los contactos para lograr que te contraten en la universidad, y que el hecho de realizar tesis complejas y sugerentes aporta más bien poco (porque ni siquiera él, que tiene más experiencia, reconocimiento en el ámbito científico y que a fin de cuentas debería ayudar a defender la investigación, es capaz de entenderla).
Esta presentación de la situación inicial que atraviesa cada uno de los personajes da paso a una sucesión de alocadas aventuras (a lo largo de las cuales encontramos excusas sobradas con las que divertirnos y reírnos). Eso sí, la trama de fondo (típica historia de ascenso y caída en el mundo de la delincuencia) deja cierto regusto amargo, por su previsibilidad y escasa originalidad (recuerda de hecho en bastantes aspectos a una especie de Breaking Bad a la italiana con tintes de comedia).
En definitiva, comedia con escasas pretensiones que cumple sobradamente a la hora de hacernos reír y que logra cierto punto de originalidad a la hora de tratar con humor la altamente frustante situación de los investigadores universitarios (quienes tengan amistades o familiares metidos en ese mundillo, podrán dar fe de ello), a la que como principal pega se le puede achacar no desarrollar con suficiente originalidad la trama criminal en la que se ven envueltos los protagonistas. Subrayar que se trata del primer largometraje de Sydney Sibila, que ha continuado la historia con la realización de 2 cintas más.
[Leer más +]
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Smetto quando voglio
Prieto’s seven, forzados a parar.

Los siete de Prieto que se conocieron, esparcieron y juntaron para sacar provecho a unos estudios de universidad de los que llevan años renegando, para poder acceder a trabajos de demanda física con poco cerebro pues, este y sus galimatías sabiondo interceden molestamente con su sobrada inteligencia y demandas a la zaga.
“Para tener una vida decente, subimos un poco el nivel y ..., ¡paro cuando quiero!”, por ti, por nuestro amor, por lo que merecemos pero, he que como en toda buena parábola, no hay límite para la avaricia y el exceso, y por lógica esperada, el desmadre y caos se apoderan de esta banda de colegas que prueban a ser narcotraficantes, con la invención y producción de una droga legal que sólo puede ser reclamada por sanidad, al no haber pasado los reclamados requisitos documentados de unos conejitos de india que sirvieran de test previo.
Saltados los cánones rutinarios se pasa, de esta travesura de camaradas de clase, a mafiosos que se pelean por el territorio, con ese padrino rival que no pondrá fáciles las cosas, y con ese toque cómico estándar que sigue las pautas establecidas para narrar la aparición de la idea, su genial efectividad, su glorioso triunfo, su alumbrado descontrol y ese devenido desastre donde las piezas, una a pares y a conglomerado acelerados se complican, estropean, rompen y llegan a extremos dañinos, donde peligra la presencia física de queridos compañeros y amada esposa.
Un clásico cuyo tono humorístico sobrevive con buen ritmo y decentes momentos de hilaridad, entremezclados con otros de calidad media, un compendio de grata mezcolanza donde destaca el punto de partida de los personajes y su fina y perspicaz labia, para llenar las conversaciones de ironía y verdad agraviada en tono alegre, juerguista y simpático.
Escenas atropelladas, de bufonería implícita, y un intercambio rápido y audaz de sentencias, tonterías y ocurrencias para salir del atolladero y solucionar el desquicio provocado; de textura fresca y jovial representación, sus líos y contratiempos son divertidos, agraciados y chistosos.
Sin exceder su tradicional rodaje no deja de ser un carnaval folklórico, festival circense donde los listos se dejan atrapar por errores precipitados y avaricia desmedida, para caer en los barrios más fondos y entender, dentro de su ilustrada razón mal usada, que se desviaron del camino correcto y ello se paga; una oportunidad para escabullirse de sus estropeadas vidas y elaborar una viciada red tramposa donde quedan atrapados, hasta que el ingenio espabilado y las pocas salidas dictaminan qué hacer y a dónde dirigirse.
Liviana, rítmica y válida, graciosa y gustosa, su velocidad cubre los débiles flancos de su composición, su encanto y cordialidad hacen el resto y, como excusa, se parte del peligro de una sabiduría utilizada para fines catastróficos, donde queda expuesta esa falacia idealista de que uno puede hacerse rico de la mañana a la noche, de forma hábil y rápida, y no padecer las consecuencias de su precipitada vorágine.
Con gancho y sencilla sintonía te lleva por sus consabidos pasos, sin arrepentimiento de cruzar por ellos, a pesar de la familiaridad y de no aportar nada original en su encuentro; para relajamiento distendido de fugaz pase, poco esfuerzo, desahogo complaciente y distracción media que no suspende, pues tienen un apañado toque, una decente coña, caen bien y se esfuerzan en su trabajo, aunque tampoco superan ese modesto bien o aprobado porque, sinceramente, los de Oceans eran once, en principio, y hay enorme diferencia entre, robar a gran escala o ¡pasar anfetas en el cuarto de baño de la discoteca!, amén de que el traje le quedaba que ni pintado a George Clooney, tú, Edoardo Leo, llevas ¡pantalones de cuero ajustados!

Lo mejor; sus ganas de hacerte reír con audaz proposición.
Lo peor; sus tonterías y memeces tampoco superan la media de otras producciones.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
[Leer más +]
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Lo dejo cuando quiera
Fichas más visitadas