Astronauta: El último impulso (2012)

Totalmente ignorada por todo el mundo y no lo comprendo, sin duda merece un tiento para los amantes de la sci-fi.
Sin empuje y sin publicidad pero con grandes ideas ,si os preguntáis si debéis verla os respondo rápido, SÍ por supuesto

El problema del realismo en el cine es que pueda resultar cansino y aburrido. Hay varios ejemplos de filmes sobre gente aislada en el espacio, como la televisiva "Man in orbit" (1959), con Lee Marvin, "Cuenta atrás"(1968), "Naves misteriosas"(1972), "Apolo 13" (1995) y posteriores a la que tenemos entre manos como "Gravity"(2013), "The martian" (2015) o "Hacia lo desconocido"(2016). La mayoría de estos filmes tienden a mostrarnos problemas técnicos, aparentemente irresolubles, y que impedirían sobrevivir a los astronautas, pero que, gracias a la iniciativa humana, son superados de manera asombrosa y casi milagrosa, con momentos de auténtica desesperación, aunque el protagonista no se rinde. No obstante, mantener la atención y emoción es diíicil y más si reduces el escenario de la historia a una cápsula de 3x3 m, como es el caso y no tienes un peligro externo acechando, como meteoritos, el hambre o la falta de oxígeno. "Astronaut: The last push" es un filme independiente, con buenos efectos especiales, adecuada ambientación pero que peca de ofrecernos una historia demasiado real, demasiado sosa. La emoción consiste en arrancar un motor y poco más. Nos relata como un hombre aislado trata de mantener la cordura en el espacio y sobrevivir. Pero cuando llevas viendo noventa minutos como hace gimnasia, come papilla y hace de "manitas", se empieza a hacer monótono. Esta falta de emoción la comparte con un filme posterior y similar, "Hacia lo desconocido", protagonizada por Mark Strong. Ambas películas solo tienen un actor, sea Strong o Payton, y en ambos casos su interpretación es convincente. Se lo curran. El problema es la historia y la falta de sentimiento en lo narrado. No hay épica. No hay pasión. Y acabas mirando la hora. Aquí ni el breve papel de Henriksen consigue sacar al filme de la atonía. Un fallo fundamental es la falta de sentimiento y empatía en las conversaciones entre el astronauta y los técnicos que se encuentran en la Tierra. Resulta sorprendente que no tenga ni familia, ni amigos ni novia, ni siquiera un perro, nada ni nadie con quién ponerse sentimental y que así el espectador conecte con el astronauta. Es un ser humano pero también podría ser un manojo de puerros, no hay demasiada diferencia.

En fin, las buenas intenciones no son capaces de evitar los bostezos.