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Nunca apartes la mirada (2018)

Nunca apartes la mirada
188 min.
6,7
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Sinopsis
Kurt Barnert es un joven estudiante de arte en la Alemania del Este. Está enamorado de su compañera de clase, Ellie. El padre de ella, el Professor Seeband, un famoso médico, no aprueba la relación de su hija y está decidido a destruirla. Lo que ninguno de ellos sabe es que sus vidas están conectadas por un terrible crimen cometido hace décadas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Thriller Años 40 Años 50 Nazismo Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Werk ohne Autor
Duración
188 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Alemania-Italia;
Links
Premios
2018: Premios Oscar: Nominada a mejor película de habla no inglesa y fotografía
2018: Festival de Venecia: Sección oficial largometrajes a concurso
2018: Globos de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2018: Festival de Sevilla: Sección Oficial
2018: Premios del Cine Alemán: Nominada a Mejor actor secundario (Masucci)
9
Excelente obra injustamente tratada por la crítica
Contra todo pronóstico, habida cuenta tanta mala crítica ‘oficial’ que había leído, pude convencer a mi mujer para que me acompañara a ver esta película que yo intuía interesante. Y la verdad, esta intuición mía que en ocasiones no falla, acertó, y a ambos nos gustó mucho esta cinta de historia, arte, amor y docenas de sorpresas más.

Es una película grandes dimensiones, que aborda aspectos diversos y complejos. Parte el film con Hitler recién aterrizado ante el fervor de la multitud; muestra el terrible bombardeo de Dresde; y en cuanto al transcurrir histórico, llega hasta 1966 en la moderna Alemania Federal. Ello sin olvidar que todo está ligado a la búsqueda de la identidad, así como a la mirada inicialmente titubeante de un artista en el contexto de una Alemania estalinista que impone sus estándares pictóricos y artísticos; y para que de nada falte analiza la locura, el azar y la comprensión presentida, más que la comprensión racional.

Me ha parecido de excelencia la dirección de Florian Henckel von Donnersmarck, guiada por un guión del propio Henckel muy bien trabado e interesante. Música adecuada de Max Richter y una sobresaliente, o mejor genial fotografía de Caleb Deschanel, que aporta una gran belleza visual al film. Es meritoria igualmente la puesta en escena, vestuario y atrezo de época.

El reparto es excelente. Podemos ver a Tom Schilling que está más que convincente y natural como Kurt Barnet, el joven artista huido de la RDA y personaje protagonista. Magnífica y bonita Paula Beer, la muchacha esposa del artista, Ellie Seeband. Pero es Sebastien Koch quien más alto vuela en una interpretación impecable como el maléfico Dr. Carl Seeban, médico de las SS que sabe acomodarse a los nuevos tiempos con la astucia de un zorro tras haber cometido mil y unas tropelías criminales en su pasado. Actores de reparto muy buenos.

El arco de historia que aborda la película muestra elementos interesantes con relación al arte. Sobre cómo las grandes dictaduras como la comunista hacen prevalecer su idea estética en forma de una belleza ruda, al servicio de sus ideales, lo cual anteriormente había hecho Hitler y que luego calcó Stalin con grandes murales de imágenes fuertes de proletarios sosteniendo la hoz y el martillo caminando en pos del socialismo, y considerando perversa cualquiera otra manifestación artística considerada decadente y burguesa. Esto fue así. Yo mismo, hace añares, en una visita a la URSS, pude comprobar la horripilante estética socialista y cómo, en el mismísimo Museo del Hermitage se arrumbaban en las últimas salas pinturas de Wasily Kandinsky, Peter Mitchev, Marc Chagall u otros reputados artistas mal considerados por el Staff.

Pero lo que para mí tiene mayor interés son las coincidencias de los protagonistas que confluyen en un punto donde se entrelazan historias tenebrosas y criminales de dos o tres décadas antes. Lo curioso es que el guión de Henckel acierta a concluir en descubrimientos que el protagonista, el joven pintor, va a ir haciendo conducido por su olfato y ciertos elementos azarosos que lo ponen en el camino de ordenar elementos de un puzzle que él recuerda vagamente de su primera infancia y su tierna relación con su tía.

El quid de la cuestión reside en una escena en la cual, el protagonista, ya muchacho, desde lo alto de un árbol acierta a tener una iluminación y, yendo a toda prisa hacia su casa, viene en decirle a su padre que lo ha comprendido ‘todo’, como que todo está relacionado; es como si el joven hubiera tenido un profundo y clarificador insigth, un momento de eureka, de haber descubierto que hay una ‘totalidad’ que permite ver clarividentemente la universalidad del mundo y de las cosas. El “insight” es un clamor interno que provoca cambios en la persona, pues no solamente afecta la conciencia del artista del film, sino la relación de todo con todo, tomando como base su mirada abierta, serena y de conjunto, que viene a concluir que los elementos aislados constituyen una ‘forma’ ordenada y clarificadora, una realidad percibida en forma reconstructiva dentro de un orden orgánico. Como expresa el joven pintor, una serie de números tomados sin orden no son nada, pero si constituyen la serie ordenada de un premio de la lotería, éstos adquieren un sentido y una dimensión insólita. Este es el hallazgo instintivo e inconsciente que el artista Kurt Barnet hace al final de la historia. Descubrir el nódulo de la verdad y de su vida, a través de indicios fortuitos que él va ordenando con su pintura apoyada en los vagos recuerdos de sus primeros años.

Mi parecer es que siendo una cinta de más de tres horas, mantiene la atención y el interés todo el metraje. Es una obra poliédrica, con lecturas diversas sobre aspectos muy variados y complejos relacionados con la historia, el arte o la psicología. Todo ello está narrado con gran pericia y rigor.
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49 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Crítica de La sombra del pasado por Cinemagavia
Puntuación: 6,5

Aunque Florian Henckel von Donnersmarck se saca la espinita clavada de su mala experiencia en Estados Unidos con su anterior trabajo, The Tourist (2010), La Sombra del Pasado parece demasiado desequilibrada, tanto en la ejecución como en el contenido, y queda lejos de estar a la altura de La Vida de los Otros (2006)

Inclusive este desequilibrio se percibe dentro de las propias escenas. Un ejemplo lo tenemos cuando el pequeño Kurt se despierta por la noche debido al ensordecedor ruido de los aviones que sobrevuelan los cielos de Dresde en febrero de 1945. Miles de trozos de papeles plateados caen del cielo, una forma de incomunicar radios y radares. La belleza de esa imagen en combinación con los bombardeos de la ciudad que transformó la magnífica ciudad del valle Elba en un mar desolado de escombros y cenizas, es abrumadora con lo que viene a continuación.

De repente, esa fuerza y belleza visual desaparece ante nuestros ojos. Florian Henckel von Donnersmarck da paso a las imágenes de Elisabeth conducida a la cámara de gas junto con otros “enfermos mentales y degenerados”. Las imágenes de la cámara de gas son clichés innecesarios y que no aportan nada. Un recurso fácil para apropiarse de las emociones de la audiencia.

La sutileza brilla por su ausencia

Después de la guerra, Kurt (Tom Schilling, conocido por su papel protagonista en Oh Boy) termina en la Academia de Arte, donde el régimen comunista enseña el realismo social. La conformidad es una virtud, salirse de las pautas marcadas cuenta como fracaso. La Alemania Oriental de posguerra ha cambiado una norma represiva por otra y Von Donnersmarck (quien también escribió el guión) enfatiza de forma repetitiva en el tema a lo largo de la trama, desde el plano histórico hasta el personal.

Una forma de rizar el rizo es cuando Kurt conoce a una mujer (Paula Beer) en la academia de arte que se parece en algo a su tía y que también se llama Elisabeth. Kurt le dirá que le recuerda a alguien por si todavía queda algún espectador por percatarse de la relación. Y, además, su padre también es el hombre que anteriormente tuvo el destino de la otra Elisabeth. La Sombra del Pasado está llena de momentos y situaciones de este tipo donde la sutileza queda bastante en entredicho.

La interpretación de Sebastian Koch sobresale del resto

El papel de Elisabeth interpretada por la siempre brillante Paula Beer, lamentablemente se reduce cada vez más a su hermoso cuerpo en la segunda mitad de la película. Von Donnersmarck se pasa la mayor parte del tiempo en poner el cuerpo de la actriz en tomas de cámara silenciosas y gregarias en la luz correcta y capturarlo en tomas estéticas.

La colaboración del director con Sebastian Koch vuelve a funcionar bien. Koch interpreta a un patriarca familiar manipulador y un médico nazi sin escrúpulos de una manera más que convincente. De esta manera, coloca al resto de protagonistas un poco a su sombra. Sus personajes se mantienen algo planos.

El personaje de Oliver Masucci, interpretando al profesor Antonius van Verten, quizás sea la figura clave de La Sombra del Pasado. Este pintor y maestro dará la pista y la clave a Kurt para encontrar la esencia de su arte. Van Verten le hace a Kurt la pregunta crucial: ¿quién eres?. En la respuesta encontrará los materiales y la forma de pintar y expresar su arte.

La música

Muchas escenas ocurren silenciosamente sin música de fondo, pero cuando se trata de transmitir emociones y estados de ánimo de manera eficaz, Florian Henckel von Donnersmarck también utiliza las herramientas de la música de cine clásica y acompaña a muchos momentos opresivos y exultantes con música orquestal maravillosa, compuesta por Max Richter.

Recorrido por la historia de Alemania

La Sombra del Pasado cronológicamente se desarrolla durante el período nazi, el ascenso del socialismo de Alemania del Este y la construcción del Muro de Berlín. Durante estos episodios de la historia alemana, Kurt Barnert, un personaje basado en Gerhard Richter, el fundador del movimiento artístico “realismo capitalista”, nunca mira hacia otro lado. Como artista, siempre quiere mostrar sus sentimientos más profundos en el lienzo. Florian Henckel von Donnersmarck se pregunta si la autenticidad individual es el objetivo más alto en el arte o si el arte debe servir al colectivo, como en la RDA y durante el régimen nazi.

En la Alemania de los nacionalsocialistas, el arte debía estar al servicio del imperio. Las obras que no glorificaron al nacionalsocialismo fueron consideradas de arte degenerado y prohibidas. Las personas que no podían ser útiles para el imperio eran consideradas impuras e inútiles. La Sombra del Pasado nos muestra cómo las personas, el arte y básicamente todo era secundario al sistema político.

Conclusión

En la película, sin embargo, deja una lectura un tanto cliché del trauma como fuente de gran arte. A Florian Henckel von Donnersmarck no se le puede negar la ambición. En más de tres horas, que nunca resultan aburridas, La Sombra del Pasado recorre durante tres décadas Alemania Oriental y Occidental. Pero como retrato de un artista, la película no profundiza lo suficiente en el proceso de creación. El trauma como fuente de inspiración es un enfoque demasiado cliché, al igual que el retrato realizado de Alemania resulta demasiado simplista.

https://cinemagavia.es/la-sombra-del-pasado-pelicula-critica/
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33 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
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