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JCVD (2008)

JCVD
93 min.
6,3
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Escena (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Relato de semificción sobre Jean-Claude Van Damme, en el que el actor ironiza sobre su vida y su carrera cinematográfica, convirtiéndose en un personaje real que se encuentra en una situación ficticia, con unas consecuencias ficticias. El gran astro del cine de acción, JCVD, se encuentra disfrutando de un merecido descanso en Bruselas cuando sufre una repentina crisis existencial. De repente la gran estrella de cine que todos conocemos se convierte en un tipo corriente, aquejado de miedos, contradicciones y esperanzas. ¿Cómo puede mantener la leyenda que ha ayudado a construir a su alrededor? Jean-Claude se encuentra a sí mismo en la encrucijada del fin de su vida como héroe. Esta película fue imaginada como una aventura espiral que comienza de mala manera y termina mucho peor. Cuando las conquistas externas, el dinero o la fama, no son tan valiosas comparadas con la reconquista de uno mismo. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Drama Acción Comedia dramática Sátira Robos & Atracos Cine dentro del cine Película de culto
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Bélgica Bélgica
Título original:
J.C.V.D. (JCVD: The Movie)
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Bélgica-Luxemburgo-Francia;
Links
Premios
2008: Asociación de Críticos de Chicago: Nominado Mejor Actor (Van Damme)
2008: Festival Internacional Locarno: Nominado Mejor Actor (Van Damme)
2008: Chlotrudis Awards: Nominado a Mejor Interpretación Masculina (Van Damme)
8
Las lágrimas de Jean-Claude Van Damme mirando a cámara
Jamás hubiera imaginado que uno de los momentos más dramáticos vistos por mi en una sala de cine este año, fuera la mirada de Jean-Claude mirando fijamente a cámara, mientras ambos soltábamos una lágrima.

Siempre me entusiasmo el llamado "metacine", cine dentro del cine, pero en esta película, un falso (realmente es tan ¿falso?) biopic de la estrella de mamporros, se supera este concepto. La trama podría resumirse en "tarde de perros" pero con Van damme dentro. ¿Nada más? Solo es el punto de partida.

Van Damme, antigua estrella cinematográfica venida a menos, va a perder la custodia de su hija, que se avergüenza de las pelis que ha hecho su padre y por lo que es insultada constantemente en el colegio. Van damme necesita urgentemente dinero para pagar a sus abogados y poder seguir viendo a su hija. Para ello, hará cualquier cosa...

Tragicomedia con momentos realmente muy logrados en ambos sentidos, risa asegurada y situaciones donde se nos meterá de forma incomprensible algo en el ojo. El guión esta milimétricamente preparado y con una dirección ágil y rápida, pero nada de video clip. Buen falso plano secuencia inicial.

Pero es mucho más que una película bien rodada. Es un homenaje, en forma bizarra si quieren, a un actor, al que yo mismo he masacrado vilmente en alguna crítica. Y es que tiene películas realmente horribles, y otras no tan malas, incluso entretenidas, que también se han metido siempre en el saco de las primeras.

Esta película rescata del infierno a Van Damme, que iba camino de convertirse en el peor actor del mundo en la cultura popular actual. Aquí Van Damme hace de un pobre perdedor, que vivió el sueño americano pero que ya hace tiempo que se le expulso del paraíso, pero antes de caer a la charca, se le hace descender lentamente, casi sin que se de cuenta. También, como no, se le dará una segunda oportunidad, tan típico del cine de Jolivú, donde podrá redimirse.

Desgraciadamente, la vida real no es una película. En la vida real una patada voladora no te salva la vida. Tampoco hace que los fans vuelvan. Los fotogramas son diferentes, amigo mío. Van Damme termina por descubrir que los viejos tiempos no van a volver. Aunque para no terminar tan "trágicamente", seguro que gracias a este trabajo Van Damme termina por resurgir, para, por fin, como el desea, acabar al menos haciendo una película de estudio próximamente.

Van Damme más humano y sincero que muchos otos, hablando varias veces directamente a la cámara. A la cámara no, perdón. Hablando directamente a cada uno de nosotros, al público, que como él mismo dice, le hemos, no ya juzgado, sino condenado.

Los guionistas han sido muy listos y muy buenos (hay diálogos y situaciones dignas de estudiar en una escuela de cine), y porque no, también muy cabrones. Genial peli, más que un falso biopic o un thiller, una torta, para gente como yo, que solemos convertirnos en jueces cuando tenemos dos cervezas en la barra de un bar con tres colegas.
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197 de 213 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un homenaje sentido: La última hostia de Van Damme.
Detrás de cada músculo y de cada patada, había una persona. Y tan cercana que es capaz de decirnos a la cara a nosotros, los espectadores, que somos los causantes del conjunto de alegrías y desgracias de su vida. Van Damme se desnuda más de lo que a priori pudiera parecer y se ríe de sí mismo para entrar a formar parte de ese grupo de selectos que creyeron en lo que hacían hasta que el tiempo los mató.

Van Damme ha elegido endiosarse en el momento profesional más oscuro de su carrera. Y no parece que lo haga para relanzarla, si acaso para decirse a sí mismo lo mucho que ha sufrido por hacer lo que quería, y lo mucho que ha perdido con ello. Los desastres de taquilla y su trastorno bipolar le hicieron caer en el fango más absoluto, del que intentó salir haciendo lo único que sabía: pegar mamporros.

Y su carrera no fue fácil. A pesar de llegar a gozar de bastente popularidad, siempre tuvo que olerles el culo a los proyectos de otros grandes del músculo, como Stallone o Schwarzenegger. Aunque llegó alto, Jean Claude nunca pasó de ser un Alex Zulle en época de Induraines. Sus intentos de lograr fama se tradujeron en films vapuleados por la crítica pero no tanto por los espectadores. Muchos de ellos los veían con buenos ojos a pesar de que delante de los demás afirmaban que las películas del bazaco belga eran una porquería y que sus interpretaciones eran de pena.

Van Damme tenía ganada a una parte del público pero sabía que siempre tendría que remar en contra de las críticas...Porque él forma parte de ese grupo de gente que, no sólo por tener la cabeza cuadrada, sigue siempre fiel a sus convicciones...Quizá sea porque no sabe hacer otra cosa, pero siempre lo ha hecho con la honestidad que representa un puñetazo en "stop motion" o la repetición desde 15 cámaras distintas de una patada voladora.

No son pocas las películas de este hombre que me han hecho disfrutar, al igual que a tantos otros que no lo reconocerán: Contacto Sangriento, Soldado Universal, Timecop, Kickboxer...y más. Incluso cintas con títulos esclarificadores, como "Van Damme´s Inferno"... ¿Qué sería de nosotros si Van Damme no nos hubiera regalado "Street fighter"? Él nos ha dado lo mejor de sí, joyas de las que nos hemos reído hasta la saciedad, que han dado para párrafos y párrafos de improperios y de risas...Pero mientras nosotros nos las dábamos de culturetas, el indefenso niño que hay dentro de kilos de abdominales, sufría para sus adentros. Bueno, lo exteriorizaba liándose a mamporros en discotecas e incluso en entregas de premios.

Así que Jean Claude, en un intento de no convertirse en un Andrés Pajares cualquiera se sincera de una forma aún más real de lo que pudiera parecer por el recurso del cuasi-documental. Sin miedo a convertirse en un freak olvidado, o en un karateka desfasado. El amor que le profesa al cine y a las artes marciales le permitió fundirlos en un mismo ente, que al final ha resultado ser su propia tumba.
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84 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
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