Nuestro mundo fantástico (2009)

Arranca mostrándonos a Evan Danielson (Eddie Murphy), un prestigioso asesor financiero separado y a cargo por turno de custodia de Olivia (una Yara Shahidi a la que la cámara adora), una niña a la que sus ocupaciones no le permiten atenderla como es debido, al que vemos que pese a sus 8 años siendo el mejor de vendedor de la empresa, poco a poco le va ganando el terreno, Johnny Whitefeather (un divertido Thomas Haden Church), un tipo histrionico y avasallador (tanto en su aspecto como en el modo de convencer a los inversores) que apenas lleva unos meses en la empresa.
Olivia, aguda observadora del trabajo de su padre, a causa de las noches que pasa junto a su este, debido a que usar un sofá del cuarto de trabajo de este como cama es la única manera de estar cerca de él, ante las erróneas decisiones que le ve tomar, le dice que ella y sus 2 amigas (tiene 2 amigas imaginarias) opinan que tal inversión en nefasta y que tal otra es la acertada, opinión que a pesar de la insistencia de esta, no tiene en cuenta al tomarlo como cosas de niños.
Entretenida comedia con niño (a) cuyo principal baza es buscar la complicidad del espectador y hacer que este, primero clame a los cielos con la ceguera del padre ante las evidentes dotes financieras de la criaturita, luego disfrute viendo como descubre estas y triunfa, se inquiete ante los intentos del cada vez mas devaluado, receloso y agresivo Whitefeather por descubrir de dónde saca esa excelente información privilegiada, se emocione viendo como Evan estrecha lazos afectivos con Olivia y aplauda ante la resolución de la trama (todo lo previsible que ustedes quieran, pero no por ello menos entretenido y divertido en un momento dado).
En resumen, más o menos pasable como agradable entretenimiento familiar, a la que la presencia de Eddie Murphy y Thomas Haden Church en el papel de los antagónicos ejecutivos (métodos de trabajo, particularidades de sus vastagos y filosofía de vida) otorga un plus de atractivo (especialmente y hasta casi si me apuran exclusivamente para los que disfrutan con las payasadas de Eddie Murphy, entre los que por cierto y por si no lo habían notado, me encuentro), plus que redondea la presencia de Ronny Cox como el jefe de Evan y Whitefeather, Martin Sheen y Vanessa Williams en pequeños papeles, y poder ver a los pesos pesados de la NBA, Allen Iverson y Carmelo Anthony en pequeños cameos con el “Pepsi Center” de los Denver Nuggest como escenario, con una trama ya tratada con diferente enfoque y resultados en alguna que otra producción (me vienen a la cabeza “Cómo triunfar en Wall Street 1996” y aunque un poco traída por los pelos y debido a mis filias personales “Entre pillos anda el juego 1983), que si bien no pasa de ser una simple comedia familiar, a poco que te descuides te desarma de todo espíritu crítico (condición esta para lo que, como en mi caso, hay que estar genéticamente dispuesto) y te instala en la cara una sonrisilla bobalicona durante todo su metraje.

Típica comedia padre e hija con aderezos de fantasía y un razonable buen humor.
Yo, al menos me he reído unas cuantas veces. El tío Murphy aún conserva su chispa. Aunque el tiempo pasa y ya no nos sorprende como antaño.

La historia predecible y floja. Pero hace su papel, que es el de entretener. Algunos diálogos son francamente hilarantes. (Al menos en mi opinión). Especial mención a la escena del redbull.