Sangre en Filipinas (1943)

Mark Sandrich deja de lado sus memorables musicales para dirigir esta notable "Sangre en Filipinas" y contarnos, de paso, las vicisitudes de un grupo de enfermeras en las hostiles selvas de Batán durante la Segunda Guerra Mundial.
Como en la magnífica "Caravana de mujeres" (1951) de Wellman, nos encontramos frente a un tenaz e idealista grupo de mujeres, cuyo principal e irrenunciable objetivo es el de aliviar las heridas físicas y psíquicas de los soldados maltrechos a causa de los continuos bombardeos de la aviación japonesa. Sandrich filma cruentas escenas de guerra que combina audazmente con secuencias líricas -casi bucólicas- de la pareja protagonista. Y lo hace con acierto. No acierta, a mi modo de ver, en alargar la historia hasta las dos horas.
Claudette Colbert, Paulette Goddard y Veronica Lake están sencillamente maravillosas y les dan sopas con honda a sus compañeros masculinos de reparto.

Drama romántico ambientado en la terrible guerra del Pacífico tras el bombardeo a Pearl Harbor y la automática invasión del Japón a las Islas de su entorno, en este caso a las Filipinas y la península de Bataan, donde unas enfermeras que pensaban que se iban de vacaciones a las Islas Hawai se ven inmersas en el fragor de la Invasión, prácticamente sin suministros médicos ni víveres, siendo bombardeadas día y noche, y teniendo que huir de campamento en campamento.

Mientras, como mujeres, les da tiempo a llorar, a reír, a coquetear, a sufrir, a morir, a enamorarse y a casarse.

Dirigida por Mark Sandrich en pleno fragor de la batalla con un evidente afán propagandístico como homenaje a estas abnegadas mujeres y a su reclutamiento posterior dada la importancia de su misión tanto moral como sanitaria, nos cuenta la historia de un puñado de mujeres donde destacan las interpretaciones de Claudette Colbert, Paulette Goddard, nominada al Oscar por su trabajo, y una joven Veronica Lake.

Interesante, se deja ver. Aprobado, 5.